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1.58 ESTRELLAS EN EL CIELO ~La esposa de Cristo debe renunciar también a lo que la mujer más estima: a su cabellera. ~ Todo. lo. doy por obtener el amor de mi dulce Esposo Jesucristo. Al pronunciar Clara estas. palabras Francisco tomó en sus manos unas tijeras y comenzó a cortar los her– mosos cabellos de la hija de los Sciffi. Un estremeci– miento corrió por el cuerpo de todos los asistentes. Clara, con los ojos en el suelo y el corazón puesto e)i el Divino Maestro, ofreció gustosa aquel sacrificio. A continuación Francisco vistió a la joven religiosa con una túnica de burdo sayal y sobre su cabeza colocó una toca sencilla. Clara estaba definitivamente admiti– da a formar parte de una nueva familia religiosa : la familia franciscana. Al nacer el día se conoció en el castillo la notida de la fuga de Clara, pero ya era tarde para hacerla volver. Cíara pertenecía a Dios y ningún poder hu– mano sería capaz de hacerla retroceder. Sobre las gradas de Santa María de los Angeles estaban aún los cabellos ,cortados, símbolo de su con– sagración a Dios, y las alhajas y los vestidos los tenían sus donceilas. Todo había terminado para Clara en el mundo. Ahora se explicaba el por qué de la distin– ción que con ella había tenidb el Obispo el día anterior. La voluntad de Dios era manifiesta.
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