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156 ~STRELLAS EN ~L CIELO de San Jorge. Acompañada de su hermana más pe– queña, Clara se acercó al extraño predicador y le pidió se encargase de la dirección de su espíritu. Este miró éJ la joven con bondad y la prometió lo que le pedía, y desde aquel momento Francisco y Clara se compe– netraron de tal manera que en la Historia de la Iglesia no se podrán separar sus nombres. Lunes Santo del año 1212. Clara tiene aún viva en su imaginación la ceremonia del día anterior. El Obispo de Asís tuvo con ella una atención que nunca podrá olvidar. ¿ Por qué a ella le daría una palma tan hermosa? ¿ Sabría algo de lo que iba a suceder? Supiéralo o no, lo cierto era que, dentro de breves momento<; llegaría Francisco. Y era aún tan de noche... La auro– ra tardaba en nacer aquel día como queriendo dar tiempo a la escena que, forzosamente, tenía que reali– zarse en la oscuridad. Clara salió del castillo de sus padres acompañaéla de sus doncellas más íntimas. -¿ Sabéis dónde vamos? -No podemos ni suponerlo, pero con vos no ire- mos .a lugar que no sea bueno-dijo una de las don– cella5. -He decidido entregarme a Dios y servirle ence– rrada en un convento. Las doncellas quedaron en silencio.