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144 ESTRELLAS EN li:L CIELO se acercó a las ramas y comenzó a separar algunas ... No pudo más; un olor a cadáver le dijo la realidad de su desventura... En un acto de heroísmo retiró algunas ramas más y ante sus ojos, llenos de terror, apareció d cadáver de su amante anegado en su propia sangre. Margarita dió un grito y cayó al suelo desmayada. Cuando volvió en sí ya no era la misma... ¡ El cuerpo deshecho de su amante le había dado una lección te– rrible ! Junto a aquellos miserables despojos, que ella tanto había amado, encontró el principio <le su rege– neración. Había nacido Margarita en Laviano, pequeño pue– blecito de los valles de Umbría, la hermosa región italiana santificada por el gran Pobrecillo de Asís. U na casa pobre; en la casa un matrimonio con varios .hijos... Un día vino a aumentar la familia una niña ... -¿ Cómo la· llamaremos ?-preguntó el padre. -Margarita-contestó la madre rápidamente. -Es nombre de flor-observó él. -Por eso precisamente-repuso ella-. ¿ No te pa- rece que esta niña es hermosa como una flor? Este primer diálogo de los dos esposos ¡ ojalá no hubiera sido verdadero! Tal vez las lágrimas que d~-– rramaron después jamás hubieran asomado a sus ojos ... Como una palmera en el desierto así creció Mar– garita en el hogar paterno. Su extraordinaria hermo-