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SANTA ROSA DE VITERBO 137 terbo puede ver en la iglesia de Santa María de las Rosas el cuerpo de la santa joven, fresco y flexible como si acabase de expirar. El an:ior y la devoción al Papa, vicario de Jesús en la tierra, es uno de los distintivos de los verdaderos cristianos y hay quien ha dicho que es signo de pre– destinación. Si alguna vez oyeres, joven lectora, hablar con poco respeto del Papa, de los obispos, de los sacerdo– tes o ,de los religiosos, ten suficiente valor para salir en su defensa, pensando que de este modo defiendes a Jesús en su obra principal : la Iglesia. Rosa de Vi– terbo era muy pequeña y fué más valiente que mu– chos prohombres de su tiempo defendiendo p0r todos los medios al anciano Pontífice Gregario IX. Quizá ci. ti Dios no te pida tanto, pero no es difícil que delan– te de ti surja alguna conversación menos respetuosa sobre los ministros del Señor, sin excluir la persona sagrada del Papa; entonces, muestra que eres cristia– na, que eres hija fiel y sumisa de la Iglesia de Cristo defendiendo su autoridad.

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