BCCCAP00000000000000000000915
BEATA IMELDA Terminado el canto· del Oficio Divino salieron las religiosas del coro con singular modestia y recogimien– . to; pero sobresalía entre todas la angelical Imelda. Los días iban pasando y los deseos de Imelda de unirse con su· Divino Esposo en la Sagrada Comu– nión eran cada vez más intensos. Un día·, muy de ma– ñana, áÚn no se había levantado la Comunidad cíe su cotidiano descanso y la Superiora sintió por el claustro un suave .mido cíe pasos; sobresaltada salió de lá cel– da y se encontró con la angelical niña. -¿ Adónde vas, hija mía, a estas horas? -Madre, voy a la iglesia. -Aún no se han levantado las religiosas. ¿ Cómo tu te adelantas a ellas siendo tan pequeña y tan necesitada de sueño? -Permítame, Madre, que hoy, al rn:enos, sea yo la primera en llegar al pie del Sagrario. La Superiora no supo qué contestar a aquellas pa– labras llenas de ingenuidad y de fervor, y se retiró de nuevo a su celda. Cuando las religiosas entraron en la iglesia, ya ln pequeña Imelda llevaba largo rato al pie del Sagrado consumiéndose dulcemente como una lamparilla. El.\ el coro se oyeron. las voces monjiles, que ala– baban a Dios. Imelcia también le alababa y sentía cada vez más el ansia irresistible de unirse a su Amado; Ter– minada la hora de Tercia comenzó la Santa Misa.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz