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S;ILVERIO DE ZORITA -Espíritu mudo y sordo, yo te lo mando; sal de este joven y no :vuelvas a entrar más en él. El poseso dió un grito y cayó a tierra, agitándose vio– lentamente, quedando como muerto, tanto, que mucho, .decían: -Acaba de morir. Pero Jesús, con sublime serenidad, cogió al enfermo por la mano y lo levantó sano. Cuando la multitud se disolvió, los ·apóstoles se acerca– ;1•on a Jesús y le dijeron: .:......;¿Por qué nosotros no hemos podído atrojar a ese de– ...monio? -Por vuestra poca fe; porque, en verdad, os digo que si tuvieseis fe, aunque no fuera más que como un grano ,ile mostaza, diríais a este monte: «Vete de aquí allá:o, y ~e iría. Ademas, esta clase de dernonios no se puede echar sino con oración y ayuno. *** Curado el joven endemoniado, se dirigieron a Galilea por la cuenca del Jordán. En el camino los afpóstoles comenzaron a discutir áca– loradamente sobre quién ocuparía los primeros 1mestos ea •el reino mesiánico. Al entrar en Cafarnaún, acercál'Onse a Pedro los recaudadores del tributo del templo, y .le pre– :guntaron: -¿Vuestro Maestl'O no paga la dracma? ~Sí-les contestó Pedro-; en cuanto lleguemos a casa. Los cobradores se unieron a los apóstoles con esa dási- ..ca adaptación de todo funcionario p1íhlico. Les pareciá, ~desde luego, ridículo pedir unas miserables monedas a
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