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138 S l L r,· E R l O l> E . Z O R I T A cnando :varias mujeres sin educación yen a un hómbre solo y eohihido. Pedro, al verse de nuevo asediádo, y ahora ,:por varias mujeres, no se contentó con disimular (ríamente; acudió· al juramento. --',Os juro que no conozco a ese hombre-y brusca– :mente se separó de ellas. De nuevo se acercó a la lumbre, donde los soldados s~– guían calentándose y riendo, y, para disimular su preocu– pación, comenzó a alternar con ellos. Inmediatamente co• nocieron que era gaJ-ileo, y uno de los criados le dijo a Pedro:· ~Tú eres también de los seguidores de ese hombre; no lo puedes negar; •i:ie te nota en la pronunciación que eres galileo. Pedro, al :verse .cogido de aquella manera, en la que él nuncá pudo pensar, repitió una vez más su juramento: __:,Hombre, no sé lo que dices. -¿Cómcí que no?-dijo otro de los criados. -¿Sí; tó. erés de los discípulos de ese hombre. ¿Acaso no te :vi yo en el huerto con Él? Yo soy pariente de Maleo, a quien tú cortaste la oreja. Pedro enmudeció. Le sucedió lo que a la fiera' caída en la trampa, que cuanto más se mueve queda .más enredada. Se levantó bruscamente y comenzó a jurar y pérjurar en voz alta que no conocía á Jesús. E'n aquel momento se oyó el cantar de un gallo. Un escalofrío corrió por todo el cuerpo de Pedro; se :acordó \le lo que Jesús le había dicho aquella misma no– che :· ccAntes que el gallo cánte dos veces, tú me nega– rás treé.» En aquel momento se produjo un gran silencio en ei'
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