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224 P. VIÑAYO que el Serafín del Alvernia al ruiseñor prodigaba ? Complacido y sonriente, mil ternuras le contaba, y tales cosas le dijo, que no acierto a relatarlas. Vuelto luego a Fray León, con dulzura así le hablaba : ((Demos a nuestro hermanito de comer en abundancia, porque las glorias de Dios con voz de angélica arpa más tiempo que yo ha cantado y en más acorde asonancia ; y por tanto merecido tiene, por justa ganancia, el sustento que apetece y nos pide en sus miradas.» Puso en su mano derecha de pan sabrosas migajas, y allí comió el ruiseñor hasta que sintió saciada su necesidad, y fueron sus fuerzas recuperadas, para entonar con :¡nás brío estrofas más delicadas. Entonces, lleno de amor, el humilde Patriarca
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