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mediante un trabajo part1c1patívo, recíproco y aprovechando las riquezas naturales. Se produce para vivir y no se busca el trabajo para lucrar.19 El indígena no se preocupa con acumular bienes, ni lo económico es un medio para adquirir prestigio y status social. No conoce la competencia económica ni la ambición. Vive el sistema comunitario de producción y consumo, es decir, lo que se suele llamar sistema de subsistencia. El indígena no consigue concebir por qué una persona tiene que afanarse en acumular bienes para sus hijos -para el futuro- sin preocuparse por la comunidad que los hijos deberán formar en el futuro. Los hijos son enseñados -sobre todo a través del testimonio- a vivir en comunidad, y no a mentir para acumular e igualmente a no explotar a los demás (cf. 1971 Iquitos, 42); -desconocen la explotación institucionalizada; los indígenas no conocen entre sí el negocio, el comercio, la explotación institucionali– zada del hombre por el hombre, en la forma en que se realiza en la sociedad occidental; -persona silenciosa y equilibrada: el indígena es una persona concentrada, silenciosa y equilibrada. Quien lo comprende, percibe que el indígena es una persona simple y abierta, sin embargo para las com– plicadas personas de la complicada sociedad occidental parece un ser mistelioso. El indígena está en sintonía con la naturaleza, ella lo equili– bra y él equilibra la naturaleza. Incluso "domina, a su manera, la natu– raleza, tal vez más ampliamente que nosotros con nuestra técnica"; 20 -los jefes como consejeros: el gobierno indígena no puede ser reducido al cacique. No hay jefes absolutos, sino relativos. En cada sector o campo de la comunidad hay un encargado, un jefe, cuya tarea es aconsejar y no actuar despóticamente. 21 La organización del poder es 19 Cf.. GUERRERO, Antropología y política, en Nuevo Mundo n° 117 (1984) 222-223; E. E. MOSONYI, Identidad Nacional y Culturas populares, Ed. La Enseñanza Viva, Caracas 1982, 254-255. 20 E. SCHWADE, O índio, una luz inc6moda que ilwnina o nosso pecado, en A esperanga da juventude é a esperanga da lgreja?, Loyola, Sáo Paulo 1976, 102. 21 Sobre los diversos jefes y encargados entre los barí ver D. CASTILLO CABALLERO, o.e., 77-81. 66
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