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vida de los hombres que es lo más preciado (Me 2, 27). Los gobernantes también son idólatras y, por tanto, criticados por Jesús, pues oprimen al pueblo invocando otras divinidades, otros ídolos, como son la pax romana, el culto al César. Detrás de la defensa de la vida que hace Jesús hay una visión de Dios diferente de la que tienen los fariseos, ricos, etc. El problema fundamental es si en la mediación de Dios que presenta Jesús está el dedo de Dios o no. Como los dirigentes del pueblo no creen en esas mediaciones por ello persiguen al mediador. Jesús poco a poco fue radicalizando su alternativa: Dios Padre o las otras divinidades -César, ley, poder, etc.- (Jn 19, 12). Las falsas divinidades y sus mediadores matan al mediador del Dios vivo (verdadera divinidad) invocando irónicamente el nombre de este (Mt 26, 63). La muerte de Jesús es la consecuencia de un estilo de vida. Para Jesús, Dios es siempre mayor porque es Amor. El amor es la última base y sentido de toda la realidad, y desencadena dialéctica– mente la historia. Y al mismo tiempo Dios es menor porque es parcial hacia los marginados, los dominados, es decir, hacia aquellos que nadie ama. Jesús tiene la convicción de que viviendo de esa misma manera que Dios, él está en la verdad, y de que la vida del hombre es verdadera vida cuando da vida a los otros, cuando los ama, entregando hasta la propia vida, si es necesario, por esta causa. Así "lo fundamental está dicho: desde Jesús, lo primero y último que se puede decir de Dios es que salva y salva en plenitud". 14 Esto mismo decía san Ireneo de Lyon en el siglo II con otras palabras: "La gloria de Dios es el hombre vivo, y la vida del hombre es la visión de Dios". 15 El que la vida sea algo último se le presenta a Jesús a partir de considerar esa vida como la mediación de Dios, corno aquello que es santo e inmanipulable, aquello a lo que hay que servir y de lo cual no 14 lb., 161. 15 Adversus Haereses, IV, 20, 7. 63

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