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Para Jesús "el plan original de Dios es que los hombres tengan vida. La vida, en toda su amplitud e incluyendo su misma base material, es la primera mediación de Dios. Esa intuición es la que explica la actitud de Jesús ante la ley judía -como manifestación de la voluntad original de Dios-, la explicación, crítica superación y profundización de ella. El 'pan', como símbolo de vida, debe existir para todos". 13 Jesús ve que su Dios es un Dios de vida y está a favor de la vida de los hombres, por eso todo tiene que estar al servicio de la vida, y ninguna institución -como la Ley, etc.- que se considere mediadora de Dios puede estar contra la vida (Me 2, 27). Que Dios sea Dios de vida tiene que pasar por una verificación histórica, que no es otra que dar vida a los que están privados de ella, a las mayorías empobrecidas, dominadas y marginadas. Estos son los primeros destinatarios del Reino. Solo desde la parcialidad de Dios hacia los sin vida se garantiza también que Dios sea un Dios de vida para todos. La carencia de vida no tiene por causa solo las limitaciones de lo creado, sino sobre todo la libre voluntad de pequeños grupos que usan el poder par sus propios intereses y en contra de los demás. Las riquezas no solo son un obstáculo para la abertura del corazón (Me 10, 23-27), sino que sobre todo su acumulación priva a los otros de los bienes a los que tienen derecho. Estos hombres no solo están ellos deshumanizados, sino que esto no se lleva a cabo sin deshumanizar a los otros hombres. Por eso Jesús critica y anatematiza a los ricos, a los que detentan el poder económico (Le 6, 240. El uso que se está haciendo de la Ley y su casuística tampoco escapan de las críticas de Jesús. No solo se manipula la Ley, sino también el mandamiento principal de Dios -el amor- para ignorar pre– cisamente su voluntad: el amor al prójimo (Mt 12, 1-8). Jesús critica así a los sacerdotes, a los escribas y fariseos, y desenmascara el uso idolátrico que hacen de la Ley porque, en nombre de ella, atropellan la 13 J. SOBRINO, Jesús en América Latina. Su significado para lafe y la cristología, Sal Terrae, Santander 1982, 164. 62

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