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CARTA CCV, 6 ENERO 1921 233 Dios Uno y Trino, que habita en el santuario íntimo, y de su Unigénito Hu– manado Niño y de la Santísima Virgen y mi Angel Custodio, hago voto de rechazar como tentación diabólica e instinto natural dicho impulso y todos los apremios sobrenaturales, visiones, mandatos, etc., etc., relacionados con la vocación a ayudar a las almas de cualquier modo que sea, excepto la ora– ción de súplica. Y no sólo esto, sino que me obligo a no recordar siquiera ninguna de las aprensiones o imposiciones sobrenaturales relacionadas con el apostolado de la palabra y de la pluma, que he tenido en el decurso de mi vida secular y religiosa, especialmente desde el año 1905. Ha sido necesario hacer este voto para no comprometer mi felicidad y tranquilidad, pues he vivido en continua lucha con el impulso que me arras– traba a escribir y hablar en beneficio de las almas sin atreverme a negarme absolutamente y para siempre, porque me parecía o entendía que negarme a esto equivalía a privarme de infinitos tesoros espirituales, comunicaciones divi– nas y la participación de la vida y misterios divinos de mi Dios Humanado. Mas sabiendo ·que mi Dios lo quiere, contenta me privaré de todo, aun de la santidad, si es voluntad de Dios que ocupe el último lugar en el orden de la gracia y de la gloria. 3.-Y a pensaba hacer a mi modo la cuarentena de los Benditos (2), pero me alegro que V. R. me arrastre a lo mismo que deseo, pues así estaré más tranquila. Dígame si debo asistir o no a la recreación común, que dura un cuarto de hora cada día, o si bastará que vaya cada ocho días o que ningún día asista. Quise empezar este retiro el mismo día que terminé el primero, y con esta resolución la primera vez que saludé a la comunidad me mostré la antítesis de la M. Concedo, contestando negativamente a los requerimientos de las religiosas que me tirában de la lengua. Así continué hasta el 25 por la mañana, que, sin darme cuenta y contra mi propósito y voluntad, empecé a hablar y comunicar el bien que poseía y procuré a las religiosas felices Pascuas. A fin de año volví a renovar el propósito del silencio, y para que las religiosas no decayeran, hice predicar a la M. Presentación el día de re– tiro. Aunque me he sentido impulsada, no he querido prepararlas para la fiesta de hoy, prefiriendo el silencio al bien espiritual de las religiosas, o a su felicidad, lo que sea. (2) La Cuaresma, que empieza al día siguiente de la Epifanía; a quienes la ayuna– ren promete el Seráfico P. San Francisco una bendición especial, y por esta razón se llama "Bendita" o de los "Benditos".
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