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CORRESPONDENCI~. DE LA M. ~N,GELES_.• ~.O_N EL P. MARIANO no, un t¡ilento que poseo y que Dios mismo me ha dado. para que compre con El y merezca la vida divina. Tengo, pues, una experiencia diaúa, dicho– sísima, del misterio que encierra el título de Paracleto con que Jesús deno– minó al Espíritu Santo (1), quien a la vez que tesoro y talento, es verdadero ahogado y protector de mi alma en la presencia del Padre, del mismo Dios Uno y. Trino. Y Este, lo mismo que la cleífica Humaniclacl, a la vez mediadores y protectores, se me imponen como único Dios Verdad, identificados con el Padre; y todo lo veo a un mismo tiempo, sin sucesión, con una sencilla mi– rada. Sin duda la procesión temporal del Espíritu Santo concede a esta divi– na Persona_ algunos privilegios de la Encarnación, o que goza Jesús, Ahoga– do y Mediador y extendido y unido a la familia humana; pues yo le aprendo presente y extendido a la Iglesia Católica, como está el Verbo a la naturaleza humana, aunque en otra forma. ¡ Qué misterio tan divino y consolador! ¡ Qué portento! ¡ Qué beneficio! Bendito eres, sí, Señor Dios de nuestros padres, y glorioso y eternalmen– te ensalzado y bendito el santo nombre de tu gloria, tu Verbo. Bendito eres en el santo templo de tu gloria--la deíftca Humanidad-, excelso sobre toda alabanza y sobre toda gloria ...Bendito eres Tú, Verbo Encarnado, que abar– cas de una mirada los abismos divinos y creados, digno de toda alabanza y de toda gloria por los siglos de los siglos, Amén. Gloria a Dios Padre en las alturas de su Ser vitalísimo, inteligente, divino, y paz en la tierra de la hu– mana estirpe a los hombres de buena voluntad, que aceptan al Verbo y al Espíritu Divino, que. poseemos por la infinita caridad de Dios. Bendito sea. Tocan a la recreación y no puedo continuar. 3.-Se recibieron las obras de Santa Verónica. Creo que serán útiles para todas. A mí, por el momento, me distrae escuchar la lectura de dichos libros {se leen en el refectorio), pero quiero oírlo y espero que me aprovechará el saber todo lo que le pasó a la Santa bendita. Alguna tentación me ha susci– tado, pues como servidora ha sufrido tanto en materia de sentimientos terro– ríficos, pavores infernales, etc., etc., todas las veces que recibí la comunica– ción con reflexión a la parte inferior del alma, aborrezco su camino y temo volver a él, pues lo miro ·como peligroso, fantástico, y qué sé yo cuántos co– sas; tanto es así que me inspiran compasión los santos y santas que andu– vieron por los caminos que me fueron tan penosos, aunque estén canoniza• dos; y me illSpiran doble compasión si comunicaron sus cosas a los Directo- (1) Cfr. loan., XIV, 26; XV, 26; XVI, 7.

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