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ce 1 diciembre 1920. SUMARIO.-]. Lo he pasado medianamente.-2. Inefable conocimiento del Verbo Encar– nado.-3. Orando las cartas.-4. Continúa la inquietud.-5. El perdón de los pecados. M. R. P. Mariano de Vega. Mi venerado y amadísimo Padre de mi alma: Después de saludarle respe• tuosamente postrada a sus pies espero su bendición. 1.-Ayer y hoy lo he pasado medianamente, como los anteriores. No sé si será culpa mía que esté así, tal vez sí, pues he visto que en el momento que me olvido o me dejo y voy a Dios, le hallo y vuelvo a mi centro. Mas no sé en qué consiste que permanezco poco tiempo con Dios, y la causa es la re– flexión o recuerdo de la propia vida, al que acompaña siempre la disipación, dureza de corazón, rebeldía en la voluntad, falta de fe y tentación de abando– nar la dirección, y no sé qué más. 2.-Ayer por la mañana hub~ unos momentos inefables, que dejaron hue– llas divinas en mi alma, cuya presencia siento aún en medio de la disipación que padezco. Fué que, recordando en la presencia de Dios una de las aprecia– bles cartas de V. R. (creo que la quinta de la colección), que empieza: Ecce, ostendit Nobis, etc. (1), Dios Uno y Trino, cuya presencia en el fondo del alma siento habitualmente, dignóse concederme un conocimiento o sentimiento es– pecial de su Ser infinito inefable. Apenas me había dado cuenta del soberano favor que se me concedía, cuando unido a la grandeza divina de Dios Uno y Trino en· medio del abismo de luz, santidad y gloria que envolvía a la Di– vinidad, revelóse y se impuso a mi alma la infinita excelencia d~l Verbo En– carnado como una !inefabilidad inefable, sobreinefab_le y sobremanera· divina, (1) Era precisamente la quinta de la serie escrita el· 14 de ·noviembre.

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