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212 CORRESPONDENCIA DE LA M. ANGELES CON EL P. MARIANO alma, ahsórheme y sepúltame en tu seno, único lugar seguro y de reposo para tu pobre hechura, que no puede vivir fuera de ti. 3.-¿No convendría, amadísimo Padre, para evitar estos sufrimientos, que me sacan de mi centro, que V. R. me prometa que nunca jamás me obli• gará a escribir ni a tratar con las religiosas? Y o creo que sí, y que también me mande desechar como tentación cualquiera impresión referente al traba– jo escriturario, venga de donde viniere, y no dar cuenta de ello. Ayer, en la ausencia de Dios Uno y Trino, invocando el socorro de los méritos y mediación de mis soberanos Amores, Jesús y María, renuncié el cargo de Abadesa, y prometí, en cuanto es de mi parte, que no volveré a ha• blar con las criaturas de dentro ni de fuera, ni mirarlas, ni escucharlas más que lo indispensable y con extrañeza, como si fueran desconocidas, pues no quiero volver a intimarme con ninguna. Así que se decidan a elegir otra Su– periora. De V. R. humilde, reconocida y amantísima hija, que besa sus pies y le pide la bendición. Sor Angeles.

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