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CXCVII 27 noviemb're 1920. SuMARI0.-1. lnquiet1ules del alma y debilidades de cuerpo.-2. Rorate, coeli, desuper ! 3. Se restablece el equilibrio.-4. Practicando los actos sugeridos por el Di– rector. Tuya soy, sálvame por amor de ti mismo, Dios mío, Misericordia mía. Madre de Dios, ruega por mí. M. R. P. Mariano de Vega. Mi venerado y amadísimo Padre de mi alma: Le seluda respetuosamente su humilde hija que, postrada a sus, pies, besa su santa mano y espera su pa- ternal bendición. 0 1.-Ayer y hoy lo paso muy mal. Mi alma se ha parado, o no sé lo que me pasa. Antes de ayer, después de enviar al correo la carta de V. R., tuve un recogimiento especial y comunicación intensa de mi Dios, después no recuer– do, solamente que mi alma no quería cantar el canto. Ayer por la mañana se reprodujo la disipación y rebelión del día tercero o cuarto (1) de los santos Ejercicios, y todo el día mi pobre alma inquieta protestando contra el apos– tolado de las obras, el cargo de Abadesa, todo comercio con los mortales, y, sobre todo, contra la posibilidad de que algún día me obliguen a escribir. No quiero cantar, repetía, ni hablar, que me dejen amar callando y nada más, nada más. Figúrese cómo estaría, que no cumplí la penitencia; y ¡vaya! -decía para mí-mandarme que lo repita mil veces, cuando no quiero repetir una sola vez después de las tres que he cantado. En fin, todo el día hubo revo– lución· sin poder hacer nada, ni- siquiera cumplir la penitencia del día 25 o carta del 25, con ser muy de mi gusto y responder perfectamente a mi pri– mera y principal vocación. (1) Véase más arriba, pág. 187.

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