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· CARTA CXCV, 15 NOVIEMBRE 1920 191 .cuyo· llamamíento respondí adhiriéndome fuertemente a V. R. e invocando a la eterna Generación, al Padre y al Verbo, identificados con esta Relación como Principio eterno del Espíritu Santo, para que exhalaran en V. R. su mutuo,. ardiente y fecundo aliento, produjeran su inefable espiritualidad, o sea el Espíritu Santo, y a su vez V. R. lo comunique a mi alma. 2.-Adherida fuertemente, divinamente, al seno de mi Padre, fija mi mira• da en Dios Padre y Dios Verbo identificados en la Generación, invocaba y llamaba al Div.ino Espíritu con ansia creciente y suplicaba a las dos Perso– nas Divinas me lo comunicaran, repitiendo muchas veces: Spiritus bonus deducet me in terram rectam (1), entendiendo por terram rectam los abismos profundos para los que era requerida. Y repetidas veces intenté robar a mi Dios esta Persona divina, cuya influencia he sentido de modo tan visible en las imposiciones de la presencia espiritual de mi Padre en mi trato con Dios. En fin, Padre mío, que mi Dios se deja sentir demasiado en mi Padre para poder dudar ü equivocarlo con otro. Muy agradecida estoy a V. R. Y a mi Dios por esta grande prueba de su amor infinito, que excede infinito a los sacrificios y penas que he sufrido. Estoy, pues, resignada en la volun• tad de Dios y la acepto absolutamente con todas las cruces que la acompa– ñan, como humilde prueba de mi agradecimiento a tanta bondad. Excuso decirle el efecto que me produjo la carta del 14, pues precisa– mente mi Dios Humanado, en la soberana manifestación e imposición de d.icha tarde, mostráhsse como Rostro de Dios en su mirada divina fija en mi alma, mirada car.iñosísima y sonr_iente, y como brincando de contento y radiante de alegría. Bendito sea. 3.-Deseo saber si podré excusarme de asistir a algunos actos de comuai– dacl, el vía crucis, por ejemplo. Hoy no he rezado la corona, aunque estuve en el coro. Todo el <lía lo paso en oración; pero se pasan los <lías con tanta rapidez, que me falta tiempo, y con pena dedico al sueño el tiempo preciso, mejor dicho, menos, pues estoy abrasada de calentura. Me parece que cua– renta días no serán suficientes para satisfacer mi ansia de soledad. No salgo de la celda más que para los actos ele comunidad de coro y refectorio. Ayer estuve mal; recé los Maitines por la tarde durante la corona; pero no me acosté hasta las nueve; estuve en oración en la celda y la continué en la cama. Hace años que tengo que violentarme para asistir a los actos de co, (I) Salmo CXLII, 10.

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