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176 CORRESPONDENCIA DE LA M, ANGELES CON EL P. MARIANO tificación con la divinísima voluntad de mi Dios, fe y confianza vivísimas en su paternal providencia directa y mediata, o sea en la dirección, y en un germen de gloria y felicidad depositado en el fondo de mi ser hacia el año 1913, que me hace como impasible. Mas esto no impide el vivo sentimiento de mi indignidad, deformidad e infinitos crímenes de mi historia pecadora, pues estoy :firmemente convencida que soy un monstruo de pecado, detesta– ble más que ninguna criatura humana lo fué, es y será merecedora de infi– nitos infiernos. De aquí la necesidad que siento de purificarme, justificarme y rehabilitarme mediante la contrición y confesión y soberana imposición de la divina justicia en su aspecto severo, y todo por medio de V. R. Esto de– seo y pido, sin obtener otra respuesta que el vivo sentimiento de la presen– cia de la infinita caridad de Dios, o sea el Amor que Dios se .tiene a sí mis– mo, el cual surge de las profundidades divinas de la Divinidad a manera de uno que despierta y se levanta para apoderarse de mi vida. Las palabras; Sic Deus dilexit murulum (2), etc., ya no tienen atractivo aisladas del acto primario de la caridad divina del infinito e increado Amor divino que me arrastra y espera, quien despierta y se levanta en el seno de Dios, como he dicho, para responder a todos y cada uno de mis pensamientos y aspiracio– nes. No me admiro, pues, que mi Padre me hable del Amor y del Amor in– creado, sustancial, recíproco, infinito y eterno de Dios, pues es mi vida. Estoy muy agradecida a mi Dios por haberme dado un Padre que res· ponde tan perfectamente a mi santa y divina vocación y tan hábilmente ma– neja el arco. Otro día me explicaré, si puedo, pues hoy me espera el Amor y no puedo menos de responder al divino llamamiento. En su seno divino y profundo me pondré en comunicación con mi Padre del alma y le hablaré con el corazón mejor que con la pluma. Bendiga muchas veces a esta pobre hija que le debe lo que es y recibe de su Dios Uno y Trino y Humanado. Y, pues el amor es insaciable y pide más amor, no se canse de comunicarlo a su pobre hija que lo espera todo de V. R. De V. R. reconocida y amantísima hija, q. b. s. m., Sor Angeles. (2) loan. III, 16.

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