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CARTA CLXXXII, 10 SEPTIEMBRE 1920 157 he recibido posteriormente salteado y según me reclama mi necesidad. Hoy mismo se me ha pasado casi todo el día sin darme cuenta orando unos ren– glones de la carta del ·l de agosto, yo que pensaba oradas todas ...Es por– que son como el Sanctus, Sanctus, Sanctus, que se canta en el cielo, y aun– que antiguo, parece nuevo siempre; y cuando quiero seguir adelante, no puedo, porque quisiera orar las últimas sin dejar las primeras, mejor dicho, no las oro, sino que sus enseñanzas se imponen a mi alma con mil y mil apremios que las acompañan en una unidad que se asimila al alma sin difi– cultad. Esto, unido al ansia divina, al sentimiento de aniquilación, identifica– ción con la dirección, etc., etc., que le decía en mis anteriores, constituye un estado de alma preparativo, de tránsito o expectación. Así me ha pare– cido, y lo entendí cuando el eclipse. · Es tarde y voy a terminar. El 8, después de cerrar la carta de V. R., es– cribí (por Sor N.) al Sr. Obispo de Calahorra suplicándole que despache cuanto antes la autorización del traslado de nuestras religiosas, y que nom– bre a V. R. para que las acompañe y delegue, por si acaso no pudiera hacer– lo por sí mismo, para que nombre V. R. a quien estime coveniente. Creo que lo hará así, y que mi Padre no rehusará este nuevo sacrificio, pues es de necesidad para M. Presentación, y excuso decirle lo útil que será para mi pobre alma la visita de mi Padre, que tanto deseo y he pedido a mi Dios Uno y Trino.. Deploro con amargura todo lo que he ofendido y desagradado a mi Dios, el detrimento causado a su gloria con tanta gracia aniquilada y frustrada, y las pérdidas habidas. Perdóneme todo, Padre mío, y alsuélvame y ruegue a mi Dios que me perdone y rehabilite. Besa sus pies y manos su humilde y reconocida hija, que postrada a sus pies espera su paternal bendición, Sor Angeles. Cuando tenga una estampa de Santa Verónica, haga la caridad de man– dármela, pero que tenga una dedicatoria con su firma. / /