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CARTA CLXXIX, 27 AGOSTO 1920 148 recibí este género de noticia o visión (lo que sea) repetidas veces y al parecer para el mismo fin o doble vocación. De las dos vocaciones, una es el culto del Verbo Encarnado, que extienda a la deífica Humanidad los obsequios que tributo a la naturaleza divina en el Verbo y utilice las aptitudes que Nuestro Señor me ha dado, compren– diendo a las dos naturalezas en mis relaciones con las divinas Personas de la Trinidad y comparta las operaciones de ambas, o sea que me asocie a la Unión Hipostática y me asimile las operaciones, virtudes y propiedades de las dos naturalezas que une en su infinita y divina Personalidad, y lo mismo en las relaciones que lo unen al Padre y al Espíritu Santo, que comprenda a las dos naturalezas. En una palabra, que repita la historia de la Encarna– ción y procure ser alter Christus en mis relaciones con la Trinidad, mejor dicho, con el Padre y el Espíritu Santo, y en las que establece la Unión Hipos– tática en la infinita personalidad del Verbo. Esto primario; secundario en sus relaciones con el mundo, como Mediador, Víctima, etc. La otra vocación n~ me atrevo a nombrar siquiera, a pesar de ser ella un eco que repercute perpetuamente en el fondo de mi ser y de cuando en cuando intensifica sus vibraciones, especialmente en visiones, noticias (o como se llame), parecidas a la de ayer y de esta mañana. Un sentimiento terro– rífico, acompañado de un entusiasmo inexplicable, se apodera de mi alma cada vez que se me impone, y quisiera, como David, revestirme de sus alas y remontar el vuelo allende los mares, fuera de los dominios del eco abruma– dor, pero me retiene un no sé qué que me hace amar eso mismo que temo. Creo, Padre mío, que no necesito más explicaciones para adivinar el secreto. Lo que sí deseo y le suplico que no me crea a mí ni dé importancia a las cosas que le comunico, especialmente a esta clase de visiones, porque son de suma trascendencia y la equivocación pudiera ser causa de mi ruina y con– denación eterna. Que mi Dios ·querido tenga misericordia de mí y no permita que mi Padre sufra equivocaciones en el conocimiento de mi vocación y des– tinos, sino que le manifieste mis caminos con claridad para que cumpla siem– pre y en todo su divina voluntad. 3.-No recuerdo si el 19 ó 20 (me inclino a creer que fué el 19, porque estoy persuadida que le indiqué algo en la carta que le escribí hoy hace ocho días), en Maitines repitióse la visión o comunicación del 14 con idénticos efectos, especialmente la dilatación del espíritu para recibir los dones. de Dios o la participación de su vida divina, y como preparación el sentimiento de su infinita grandeza y de mi nada criminal, acompañado del propio ahorre-

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