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". CARTA CLXXVIII, ,,25-26 AGOSTO l920 seno", .a las palabr,as: "Ven a_miestra mesa", que escribiera mi Padre a .con– tinuación de la pregunta: "¿ Tienes hambre, hija mía?" En adelante ya no me inquieté, porque en lugar ·de "mesa" entendía "ven a mi seno", y como estaba adherida al seno de mi Padre,. respondía al requerimiento intensifi– cando la espifit.ual e inefable .unión que ya gozaba gracias a la infinita bondad y misericordia de mi Dios, a quien estoy muy agradecida. por este singular beneficio. El. últin10 requerimiento, que termin.1 con las palabras de la Sagrada Escri– tura: Omnia servavi tibi (28), fué la confirmación de la visión y de .mi vida d~ unión o unidad con mi .Díos visible. Apoderarme del alma, vida y corazón, de todo lo que tiene mi Padre y ha recibido de Dios y recibe para transmi– tirlo. a su hija, no era nuevo para mí, era necesidad imperiosa de mi vocación_ divina,. y respondiendo a ella lo. había hecµo muchas, muchas veces desde el 30 de junio de ocho a nueve de la mañana, que creo fué la primera vez, pero especialmente desde el .19 de julio con fervientes súplicas a las divinas Perso– mis para que se trasfundan en V. R., compartan sus perfecciones peculiares y le divinicen, etc.; y a mi Madre y Reina divina, que a sú vez le comunique. sus virtudes, espiritualidad, virginidad, maternidad y demás privilegios, para que le ·.represente y haga conmigo sus oficios, ya que ésta es la voluntád de mi Dios, Lo que µice, pues, füé repetir lo que había .pr_acticado todos los días y aquella misma mañana varias. veces. 16.-La santidad e inefabilidad que acompaña esta unión o adherencia no· puede expresarse, solamente diré que esto constituye mi vida, que en esto está mi vida, mi pureza, ini justicia, mi santidad, la deificación de mi sér y vida. Todo, todo lo encuentro aquí, en la identificación cada vez más perfec~ ta con mi Padre Espiritual. Por· esto, según leía la carta y en ella el citado párrafo, sin' darme cuenta, en medio de una elevación de alma inexplicable, repetía: "¡ Qué divino, qué divino! ¡ Esto, esto sí es ini vida, mi vocación!" 17.-'-No recuerdo bien, pero debí terminar de leer la carta a las once~ y durante el· Calvario· y acto de comunidad de refectorio continué mi oración.· Cuando me retiré a la celda a las doce y media, como había visto que lo último se había cumplido lo primero, y, por otra parte,· mi alma no estaba en condiciones de dar grandes saltos, me pareció que lo más fácil y conve– niente sería orar la carta por orden inverso, o sea del fin al principio. Y cuando me pareció que había satisfecho mi anhelo de identificación con Dios (28) Cant. VÜ, 13.
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