BCCCAP00000000000000000000899
126 CORRESPONDENCIA DE LA M. ANGELES CON EL P. MARIANO croquis, me ocupó muchísimo tiempo, y conocerá la influencia que ejerció en mi vida espiritual por la copia que le envío de una cuenta de conciencia de junio de 1918 (cuyo original quemé) sobre la interpretación que se me dió. La soberana, divina y divinizadora influencia de los cuarenta asun- "Nuestra Santa Madre Iglesia, conocedora de la obligación que tiene toda alma de ?amin~r hacia J?ios constantemente para salvar las distancias que de El nos separan, y la imperiosa necesidad que sentimos de gozar el sentimiento de su divina presencia, o por lo menos de. anhelar dicha presencia, nos manda que le busquemos, diciendo: Quaerite Dominum. Cuyo mandato comprende a todas las almas, incluso las más privilegiadas y favorecidas, que gozan la· presencia regalada de su Dios; pues en su estado caben mil y una revelaciones de Dios cada vez más claras y de distintas fases, que constituyen nuevos grados de perfección para ellas y de conocimiento, amor y posesión de Dios. Por cuya razón deben dichas almas vivir en vuelo constante hacia Dios en los períodos espe– cialmente que cesa la corriente de sus. comunicaciones divinas y pueden mejor y deben ejercitar las virtudes de la fe y esperanza. Por supuesto que estas almas buscan a Dios de diferente manera que los pecadores, que yacen fuera de los dominios de la gracia, y que las criaturas que poseen la gracia común; cuyas almas más vuelan que caminan hacia Dios. Pero la inmensa mayoría de las almas, aun piadosas y que han consagrado su vida a la oración. no buscan a Dios de veras. Así lo entendí y entiendo. Le buscan, sí, por medio de la· oración; pero rutinariamente y sin esperanza de hallarle. Porque si le bus- 1:aran de veras, con conciencia plena de que buscan a Dios infinito en su ser y perfec– ciones divinas, Criador, Salvador, Juez y Amante eternal de las mismas, y con confianza de hallarle, procurarían la pureza de conciencia, el exterminio de sus vicios, el adorno de las virtudes y demás condiciones necesarias para que no tuvieran que sufrir la con– fusión, opresión y terrores pavorosos, que necesariamente padece un alma desordenada y dominada de bajas pasiones y rastreras intenciones y sentimientos en la presencia de Dios, cuando palpa o aprende la asombrosa realidad de su Justicia, Santidad, Bondad y Caridad divinas; y se siente la antítesis de sus divinas virtudes. Procuraría llorar sus culpas y desentenderse de las amistades criminales que matan su alma, deponer los sentimientos que abriga su corazón contrarios a la caridad y que tanto desagradan a Dios; en una palabra, procuraría despojarse de todo lo que hay en ella contrario a Dios y revestirse de los sentimientos del mismo Dios antes de buscarle, si le buscare de veras y con esperanza de hallarle para no verse en su acatamiento enemiga de Dios omnipotente, que se impone a ella en la absoluta soledad de criaturas, que constituye su Majestad y Plenitud de ser, en cuya presencia la creación entera es menos que nada, y toda ella desaparece. Así lo practican las almas que se preparan para morir, porque saben que, en el mo– mento que abandonan el cuerpo, se verán en la presencia de Dios; cuyo Dios no es otro, sino que es el mismo que buscan los mortales y tratan rutinariamente en la oración. A pesar de procurar las disposiciones dichas, las almas justas que buscan a Dios de veras, cuando le hallan, experimentan una contrición y pena intensa por los agra– vios que le infirieron con sus pecados de toda la vida, y el detrimento causado a su gloria con su infidelidad a la gracia y por las pérdidas habidas; por cuyo motivo, y porque sienten. la realidad de su nada y pecado, se confunden y aniquilan, y sufren una . especie de mllertc mística precedida de dolorosa angustia o agonía; todo lo cual las sirve de purgatorio y aquilata su pureza, y las adapta para recibir las comunicaciones de Dios, que se revela a ellas inmediatmente después de dicha aniquilación. Es por esto que al Quaerite Dominum se añade et confirmamini. Como si dijera: Buscad al Señor y confortaos;· revestíos de valor, porque la Majestad y Santidad de Dios, a quien buscáis, se impondrá a vosotros cuando le halléis; y porque os veréis en ·su divino acatamiento solos, desnudos de todo apoyo humano, en absoluta soledad de criaturas y pobreza de espíritu donde sentiréis el peso de vuestra malicia y la bajeza
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz