BCCCAP00000000000000000000899

124 CORRESPONDENCIA DE LA M, ANGELES CON EL P. MARIANO me sola, sin nadie que respondiese de mi conciencia, pues dió la coinciden– cia de que el confesor que oyó mi confesión general se marchó al extranjero y me quedé como estaba, sin ningún confesor que me conociera ni me ins– pirase confianza por si me ocurría la muerte, aparte de que dicho confesor me trató de diferente manera que mi P. Mariano, y como él, todos los con– fesores ordinarios y extraordinarios que fueron autorizados para oír con– fesiones por aquel tiempo o crisis dolorosa. Mi vida interior desde octubre, mejor dicho, desde agosto de 1913 hasta julio de 1915 consigné en el capítulo veinte de la obrita que escribí por or– den del P. Alfonso (2). 7.-El año 1915 tampoco me aprovecharon los Ejercicios de comunidad. En julio hice Ejercicios privados, pero no recuerdo si ¡¿uardé riguroso reti– ro durante los 40 que señalaba el croquis de las contemplaciones que V. R. tuvo la bondad de enviarme, y que agradecí como se merece (3) ; 15 ó 20 días creo que estuve por lo menos en riguroso retiro, y después en un relati– vo retiro continué mi vida de oración. Todo me fué útil, especialmente las iniciativas para la contemplación de los divinos atributos. En la contempla– ción del verso de los Cánticos: Vox d{lecti mei pulsantis: Aperi mihi ( 4), etcétera, repitióse un llamamiento, visión, que se me imponía hacía tiempo, desconcertándome el extraño fenómeno de ocultárseme Jesús en el momento de acogerme, abrazarme, etc., teniendo yo que volverme a la contemplación de la divinidad. En la ocasión que refiero, repitióse el ocultamiento, pero tuve necesidad de buscar al Amado, y recuerdo que habiendo enfermado y no pudiendo sufrir el entusiasmo que sentía por mi Dios Verbo sin hallarlo de alguna manera, le mandé a una religiosa que me leyera el principio del Evangelio de San Juan: In principio erat Verbum, etc. Inauguróse por en– tonces el estado o fases místicas que describí en el capítulo XXI (5). Acla– ráronse maravillosamente las noticias que había recibido los años anteriores, en orden a la divina filiación o generación eterna del. Verbo y Unión Hipos– tática, y cumplióse en mí el capítulo V y parte del VI de los Cánticos. (2) Cfr. ANGELES SoRAzu: La vida espiritual, 2.ª ed., preparada y anotada por el P. Melchor de Pobladura, Madrid, 1956, págs. 243 y sigs. (3) La M. Angeles pidió al P. Mariano una orientación para hacer los Ejercicios en privado el año 1915, y, efectivamente, le envió un plan para cuarenta días con dos asuntos para cada día: uno sobre el tratado dogmático de Dios Uno y Trino según el orden de las cuestiones de la Suma de San Tomás, y el otro acerca de los capítulos V y VI de los Cantares. (4) Cant. V, 2. (5) Cfr. La vida espiritual, págs. 269 y sigs.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz