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CARTA CLXXVIII, 25-26 . AGOSTO 1920 ras palabras que le oí a V. R. en el locutorio el 18 de junio, esto es, si debe emplear en mi dirección la paternidad o la judicatura; y sin vacilar, como entonces·, contestaba a la pregunta mostrándole mi historia pecadora, cuyo desorden me aplasta como peso abrumador, juntamente con el sentimiento de la infinita excelencia y santidad o bondad de Dios. Carida.d y misericor– dia necesito, Padre mío-decía-; que penetre en el santuario profanado de mi alma animado de los sentimientos de caridad y misericordia, que animan a mi Dios Redentor y haga conmigo sus oficios. Amo la justicia y deseo vi– vamente resarcir sus agravios y estoy dispuesta a hacer y padecer cuanto me ordene, pero temo la severidad, no tengo fuerzas para sufrir sus rigores directamente y de golpe, pero sí lo sufriré si me aplica poco a poco y a tra– vés de la caridad y misericordia. Misericordia y caridad, o. sea la paternidad es, pues, lo que necesito primero, Padre mío; claro es. que sin perjuicio de la justicia, cuyos derechos respeto, pues la. amo con todo mi corazón. Como medio de resarcir los agravios divinos y asimilarme la rectitud y justicia divinas, me. adhería fuertemente a la dirección, al criterio, voluntad y conciencia de mi Padre, y con esto me quedaba tranquila y en completo reposo, con una confianza y seguridad en el conocimiento y amor paternales d.e mi Padre, en su vigilancia y providencia y rectitud de conciencia. Y su apreciable de ay(')r, que recibí esta mañana, viene a confirmar mi fe y con– fianza y mi total y filial abandono en su santa dirección. Así que una vez más postrada. en tierra en cruz . he dado gracias a mi Dios por el singular favor que me ha concedido, colocándome en sus manos, y por los dones y beneficios que le debe mi Padre verdad. 6.-Fuera de V. R., ninguno, Padre mío, ninguno me ha predicado ni dado iniciativas para los Ejercicios privados que hice o practiqué en los año 1915, 1916 y 1917. El año 1914, creo que no los hice, ni tampoco el 1918, 1919 y el presente. El año 1914 dirigió los Ejercicios· de la comunidad un Padre de la Compañía; en 1915, un Padre Dominico; en 1916, otro Padre de la Compañía, y los tres siguientes, el P. Alfonso. En 19ltl, no sólo no pude aprovecharme de los Ejercicios comunes, sino que en ellos ni siquiera pude hacer la renovación de las confesipnes que deseaba del trimestre o del mes, no recuerdo, pues cada vez que intenté, me vi metida en una oscuridad desesperante, que me volvía loca, y tuve que desistir. Pero en julio, o sea dos meses después, <'Omo preparación para la muerte que veía próxima, hice confesión general con el confesor extraordinario y me quedé tranquila res– pecto de la vida pasada; pero en continua inquietud y ansiedades por ver-

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