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CARTA CLXXVI, 18 AGOSTO .1920 113 cutorio, se me impusieron a mi alma las divinas Personas en mi Padre o con mi Padre,, y mi alma ensanchó sus senos inmensamente y· se rasgó o abrió mucho más merced a una fuerza secreta o mano invisible, se produje, el gemido amoroso y ansia ele mi Dios con mayor intensidad. Y así estuv<: y fuí divinamente trabajada hasta las diez y media, que nuevai:nente m11 arrancaron de mi oración para hablar con el Sr. Capellán, que tra'.fa noti– cias de Logroño (2), donde había estado días anteriores. Mucho sentí, y aunque no perdí del todo la pres~ncia de Dios ni me privé en absoluto de fa corriente o flúido divino, sí experimenté perjuicio notable no sóló duran– te el tiempo que hablé con el Sr. Capellán, sí que también después al transmitir las noticias a las religiosas, y en la recreación extraordinaria de la tarde. 4.-Así he pasado los días de esta semana, en alternativas de inquietud, violencia y exteriorización debida a las circunstancias y trato excesivo con las criaturas, y de reposo místico y gemido amoroso. Este, cuando se repite la dilatación del alma y aquel abrirse cada vez más para que mi Dios Uno y Trino, por medio de mi Padre, imprima el sello divino del sentimiento o noticia sustancial de su grandeza divina y de mi nada, y sobre esto todos sus divinos misterios y perfecciones, ·cuyo anhelo es cada vez mayor y arranca gemidos más intensos y profundos. El reposo es el que le elije a V. R. en mi anterior: una recepción suave, inefable, divina, de la vida de Dios que gusta mi alma por medio de mi Padre en una unión o adherencia espiritualísima divina, mientras reposo o permanezco recostada en su seno. Es tan divino esto, que siento que mi alma no puede soltarse ele esta unión, desprenderse de V. R., sin mucha violencia, ni para atender al mismo Dios y recibir nue– vas comunicaciones, si. éstas no se imponen antes de la separación, o de aquel movimiento necesario para pasar de una comunicación a otra. No sé si me explico; pero creo que Nuestro Señor le manifestará lo que no puedo explicar. Sólo le diré que esta mañana misma, cuando empecé a leer y orar su apreciable de ayer, experimenté idéntica violencia hasta que hallé a mi Padre en Dios, a quien me condujo V. R. Voy a terminar, porque es tarde y pronto tocarán a Completas. (2) Por el mes de septiembre, el franciscano P. Andrés Ocerín Jáuregui quiso ac– tuar en el plan de favorecer la reforma de las Concepcionistas de esta ciudad, sirvién– dose de la colabornc.ión de la M. Sorazu. El P. Mariano era de parecer contrario, y los acontecimientos le dieron la razón. Cfr. Itinerario mÍ$tico, Parte II, págs, 359-364,

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