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112 CORRESPO:'lDJsNCIA DE LA M. ANGELES CON EL P. l\IARIANO el trienio de 1910 a 1913, que la enriqueció con impresiones tan divinas que el mundo y el infierno no han podido borrar a pesar de sus esfuerzos, me• jor podrá ahora cumplir mi vivo anhelo. Mi ansia se intensificó el 14 por la noche en Maitines, y unido esto a otro sentimiento o aspiración que comprende la inefable participación de la vida divina a que soy llamada y espero igualmente por medio de mi Padre, hasta las ocho de la mañana siguiente experimenté cosas muy divinas. Como dije, mi alma estaba abierta o e.orno rasgada por medio, a manera de una boca inmensa, ansiando más y más Dios; al mismo tiempo, corno extendida a derecha e izquierda, y cada vez se dilataba más; y en esta acti– tud, corno respuesta a mi ansia infinita de vida divina se producían las ope– raciones divinas que sentía, pero no veía. Quiero decir que experimentaba el efecto, pero no veía la mano que me trabajaba, aunque comprendía de– masiado, pues todas las veces que repetía mis peticiones a favor de mi ma– dre, para que mi Dios la acogiera en su seno y le diese la recompensa debi– da a sus virtudes y méritos, etc., Nuestro Señor otorgaba mi súplica con benevolencia, confirmaba el buen concepto que me merece mi madre y lo que acerca de ella y de mi padre (q. e. p. d.) me ha manifestado varias ve– ces, y en seguida me presentaba a V. R. como mi Padre, mi Madre, mi Todo. O sea que, después de mostrarme a mis padres naturales en su seno divino, gozando el premio debido a la fidelidad con que cumplieron su misión en este mundo, y mi vida natural consagrada en virtud de la santidad y ele– vación a Dios de mis padres naturales, me requería para la altísima perfec– ción y sublime espiritualidad a que soy llamada, y me mostraba a V. R. en su mismo seno en lugar mucho más profundo y elevado que mis padres na– turales, como mi Padre, mi Madre y mi Todo. Yo me moría de ansias por deificar a mi Padre, i al efecto suplicaba a las tres Divinas Personas que le absorban y compartan con V. R. sus perfecciones peculiares, además de las comunes, y lo eleven, deifiquen, etc. Y mientras hacía estas peticiones y me adhería a mi Padre, mi Madre, mi Todo, para vivir la vida divina que mi Dios le comunica para mí, experimentaba las operaciones que he dicho. En este estado, muy trabajada por la acción de Dios Uno y Trino y de mi Padre espiritual, salí al locutorio a hablar con el P. Andrés el 15 a las ocho de la mañana, haciéndome la violencia que puede comprender. A las nueve me retiré y llamé a la comunidad, a quien deseaba saludar el Padre desde el 14. Se conoce que mi Dios querido había sufrido idéntica violencia por mi exteriorización forzada, pues en el momento en que me retiré del lo-