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CARTA CLXXVI, 18 AGOSTO 1920 109 destino. En ella, con la brevedad y concisión posibles, le manifesté al Se, ·ñor Obispo el resultado de la autorización concedida a favor de _V. R. el 26 de abril, y mi deseo de que ampliase la concesión nombrándole confesor y director de mi pobre alma por tiempo indefinido, pues conocía perfectamen– te la voluntad de mi Dios y no necesitaba nuevas pruebas, sino completa libertad. para comunicarme y confesarme todas las veces que reclama mi con– ciencia y V. R. estima conveniente, pues siento necesidad de humillarme a los pies de •mi Padre confesando mis pecados y miserias y una sed tan ar– diente de justicia y de sangre divinas, que quisiera confesarme treinta veces cada día, por lo menos, y si puede ser treinta y una mejor, que estoy dis– puesta a cualquier sacrificio- antes de privarme del beneficio de recibir una absolúción más. Claramente vi que Nuestro Señor bendecía las manifestaciones que había hecho a mi Prelado y que sería complacida, pues era ésta su voluntad. Ulti– mamente, el día 18, después de recibir la sagrada comunión, Nuestro Sefior me manifestó una vez más lo mucho que se complace en la dirección· de mi poh're alma, y como interesado que está en que me perpetúe en ella, nueva– mente inspiraría al Prelado su voluntad; mejor dicho: le confirmaría lo que ya le había manifestado para que concediera la autorización en la forma pedida en mi carta fecha 8, y que ésta la recibiría el día siguiente. Cosas muy divinas pasaron por mi alma en dicha comunicación, y después, hasta las diez y media de la mañana, relacionadas con la dirección; y el día si– guiente por la mañana recibí la carta contestación, y en ella la autorización solicitada y que mi Dios me había prometido. Cuando venga el nuevo Prelado y se me presente la ocasión, le enseña– ré la autorización de refertmcia para que lo confirme, que así se lo dije al Sr. Obispo para que concediera la autorización en forma que pudiera pre– sentarlo al nuevo Prelado, o sea que conste que existen razones de él cono– cidas en cuya virtud concedió las facultades a V. R., y que no tenga yo ne– cesidad de dar explicaciones, si no me siento requerida, pues el mismo Se– ñor Obispo me dijo en una ocasión que no a todos los Prelados se les puede manifestar la conciencia, ni conviene, y que en esto me atenga a la divina inspiración; si no me siento requerida, que no descubra mi conciencia a los Superiores, porque si no tienen luz especial, puede ser que me perjudique. su consejo o decisión, o por lo menos reportarme sufrimientos. Es para mí motivo de alegría, paz y tranquilidad que este Sr. Obispo fuera el encarga– do de autorizar a mi Padre verdad y concederle las facultades necesarias
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