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CARTA CLXXV, 13 AGOSTO 1920 107 por mis muchos y graves pecados, cuya noticia solamente me será dolorosí– sima, insoportable cuando se imponga a mi alma la verdad de mi nada de– gradada; sin embargo, yo estoy tranquila, descanso en la providencia de mi Padre, que sabrá imponerme las verdades de manera que pueda sufrir su amargura, y que fortificará mi debilidad. Todo, todo lo espero de V. H. y descanso en esta confianza y abandono, porque entiendo y siento la verdad de estas palabras de su última: "Pierde cuidado, que el fuego divino que me devora pulverizará todo tu ser y te convertirá y transformará en el ser divi– no, en Dios." Hace mucho tiempo que vivo persuadida de que el Amor divi– no expiará mis graves culpas y obrará todo en mí; que mi purgatorio está en Dios, y que a Dios unida, amándole a más amar, resarciré sus agravios, etcétera. Ya lo sabe, pues, Padre mío, yo me resigno enteramente a su crite– rio y voluntad para que obre en mí lo que quiera. Aquí suspendo, porque tocan a e-oro. Algo más quería decirle, pero ya no puedo. Haga la caridad de encomendar a mi madre, que está viaticada. Bendiga a su humilde hija, que llena de amor y respeto besa sus pies y manos, Sor Angeltfe.
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