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7 2 CORRESPONDENCIA DE LA i1·. ANGELES CON EL P. MARIANO cirse, de mi meditación, pues Dios me habla en él y sólo por él ; y me creo autorizada para decir que hoy por hoy no solamente me habla Dios en la persona de V. R. y sólq por conducto de V. R., sí que también todo, pues veo verificado en mí lo que Nuestra ?\ladre Purísima me obligó a prometer en el voto que hice de obediencia a mi Padre Espiritual, esto es, que sería obediente o viviría vida de obediencia hasta el punto de que todos mis pensamientos, palabras y obras fuesen inspirados por la obediencia y dirigidos al fin que se propone la misma, a lo que añadí yo las palabras : «si posible fueran, temiendo que no podría cumplir mi promesa en la forma absoluta que me obligaba a prometer la Virgen Santísima (r). Nada extraño, pues, que yo haya quemado no solamente las car– tas del Padre, que antes me servían de mucho consuelo, sí que tam– bién dos cuadernos grandes manuscritos, únicos que conservaba er¡. mi poder, y no los inutilicé cuando quemé los demás escritos el año pasado por su contenido y por el consuelo y devoción que sentía cuando leía en ellos. Estos dos cuadernos, con algunos escritos más que tenía en mi poder, entregué a las llamas la semana anterior, de– seando perder la memoria de lo pasado hasta de los favores recibidos de Dios Nuestro Señor y de la Santísima Virgen en los diversos tiempos y estados de alma en que me. he visto colocada, de todo, de todo, de todo. Es el caso que el lunes 22, en el que hice mi última confesión. me dijo el Padre que en penitencia leyese una vez la carta que él me había escrito y trataba de la conducta que debía observar con Jesús Sacramentado y la otra relacionada con las religiosas. Corno tengo presente el contenido de ellas, propuse repasarlas en mi memo– ria, pero no le contesté ni que sí, ni que no. Viendo que no le contes– taba, me dijo el Padre: «¿ No recuerdas aquellas cartas que te escri– bí?», etc., etc. ((Sí, Padre», le contesté yo. «Pues léelas una vez. Las tienes escritas, ¿ verdad ?n A esta pregunta repetida por tres veces, a la tercera me parece que contesté que sí, y si no dije que sí, me callé. Verdad es que una de ellas la tengo copiada, y el contenido de la se– gunda lo tengo también con más amplitud en las cartas a Sor Mar– garita y ambas puedo leerlas, y las he leído ; pero contestar que síi (1) Véase más arriba, *
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