BCCCAP00000000000000000000852
CARTA v, 24 AGOSTO IC)IO 69 y me veré obligada a traducir a V. R. un monstruo de pecado y de iniquidad con otro de santidad. Para no vivir en este continuo tor– mento, que me resuelva a no pensar ni contemplar más, nada mác; que en mi.s miserias y pecados ni comunicar nada fuera de esto, pues los pecadores en el mundo no confiesan más que pecados, y yo que lo he sido y soy tanto no debo referir favores si no quiero expo– nerme a perder la humildad o vivir sometida a un continuo ma~ti– rio, que me ocasionará el amor al bien y el .aborrecimiento al mal, que me veo obligada a comunicar y tengo siempre a la vista. 4.º, que en el estado a que aspiro me voy a hacer ridícula, rara y ex– travagante y seré capaz de trastoí·nar a V. R., pues me obligará Dios a salir de la esfera de la prudencia humana y después de ejecutadas las obras que me siento inclinada a ejecutar, el odio y aborrecimiento propio me obligará a detestarlo todo y arrepentirme de haberlas eje– cutado como si en ello hubiera pecado gravemente, afü1diéndose este tormento a la vergüenza y sufrimientos que me ocasiona el hacer lo que no hacen las demás, siendo tan inferior a todas, cuyos sufrimien– tos más de una vez me han obligado a deshacer lo hecho. Y pues estoy tranquila y gozo de paz y del inestimable bien de la presencia de Dios ·y comunicación divina, es mejor que permanezca en este estado, sirviendo al Señor sin necesidad de violentar mi inclinación ni llamar la atención a nadie, ni exponerme a que V. R. me aban– done, como lo hará. al ver' el sumo aborrecimiento con qtie detesto todo lo que ejecuto y hay en mí, por lo que nunca tendrá confianza conmigo. .. . 5. 0 , que mi trato perjudicará mucho a V. R. y se escan– dalizará de mí por las cosas que le comunico así en materia de peca– dos como de favores, por ser yo tan extremada en todo y no poder tratar sino con la misma confianza que con Dios : y como en este m.undo se miran las cosas bajo un punto de vista múy distinto del que se miran y ven en Dios, es por esto que me da. mucha ver– güenza. Y, por · último, que el estado a que me siento llamada es un estado de sufrimiento y muerte perennes, de un vivir muriendo, y morir sin perder la vida, pues colocada el alma en este estado de desamparo y soledad absoluta de las criaturas, de aborrecimiento, despojo y desnudez de sí misma con el intenso amor de Dios propio
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz