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CARTA IV, 12 AGOSTO 1910 gría de mi alma; y para eso vale más no decir nada más que pecados». Entre tanto Dios Nuestro.Señor iba dejándose sentir cada vez más y de una manera más sensible y amorosa de mi alma. Y· llámadi o atraída por :E":l me dirigí a su Divina Mejestad ; y después de un bre– vísimo momento de suspensi6n, le indiqué lo siguiente sin hablar pa– labra': «Padre mío y Dios mío, yo la oveja perdida y la hija ..pródiga (al decir esto le insinuaba que era aquella oveja perdida e hija pró– diga descritas por V. R .. en su última carta) os adoro,· y detestando todo lo pasado y proponiendo la enmienda para lo venidero, llamo a las puertas de vuestra bondad y misericordia infinita)). Sin. dejarme proseguir mi plegaria, me favoreció con la manifestación de su infinita bondad para conmigo o no sé lo .. que fué ; lo cierto es que entendí que me decía lo siguiente: «Yo Dios soy el que repetidas veces por espacio de muchos años te he indicado y mandado que a tu Padre Espiritual descubras. todo tu corazón, toda •tu alma, sin ocultarle nada ni bueno ni. malo, y soy también el que hoy te recuerdo el motivo que tantas veées te he insinuado me obliga a imponerte esta obligación de referir a tu Director todas las luces y favores que· recibes de mí, lo mismo que tus pecados y la accion del. demonio en tu alma. Esa'. 1 tristeza que tú temes no te sobrevendrá, pues con .el Padre. que ahora tienes tendrás tú confianza absoluta para exponerle todas tus dudas y cuanto bueno y malo hay y experimentas en tu alma, y no te por– tarás como hasta aquí (esto es, con Directores anteriores). Tampoco dejes ele· comunicar tus cosas por temor ·a.las tentaciones ele soberbia, pues la soberbia te quitaré yo por medio del mismo Padre. Tú sé sincera e ingenua con él y no temas». El consuelo, la alegría y la paz que me produjo esta manifesta– ción, o no sé qué, ele Dios Nuestro Sefior, desterró ele mí las duelas y temores con que había ido al coro, y hasta la tristeza, la que comen– zaba ya a introducirse en el fondo ele. mi alma y de mi corazón. Y con esto dejo explicado el motiv~ del cambio experime1~taclo en el coro. V. R., Padre mío, que tiene más experienci,a que. yo y puede conocer mejor y distinguir las obras ele Dio·s ele las del demonio, vei+á lo que tiene ele verdad o mentira, ele bueno o de malo, de divino o de humano, lo expuesto en esta carta, y me dirá lo que estime conve– niente. Deseos ele saber ele qué e~píritu proceden no tengo, ni me hace falta saber. Lo que sí deseo es me diga si tengo .obligación y debo co,
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