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CARTA III, 4 AGOSTO 1910 51 efecto de- las angustias que producé en mi alma el recuerdo de tanto pecado, tanta miseria, tanta ingratitud y tanta maldad? ¿ Qué con– testaré yo a su pregunta : -((Dime, no es verdad todo esto», sino un ((sí, Padre, por desgracia es todo verdad?» Y pues él ve en mi co– razón un piélago inmenso de corrupción y abominación, un abismo de malicia, hipocresía, ficción y mentira, que soy soberbia en alto grado, vanidosa hasta dejarlo de sobra y vilísima y miserabilísima hasta no poder serlo más, y sabe que soy la oveja perdida metida en un zarzal, responsable de enormes, grandísimos y .pesadísimos de– litos ; y la hija pródiga, que .no contenta con malgastar los biene~ que le dió su Padre, ha cometido táhtos tantos desórdenes y causado tantos estragos; y yo sé que' todo esto. es verdad, pues así me dicta mi conciencia y lo confirman mis hechos, ¿ qué otra cosa tengo que hacer sino dejarle que me contemple en este miserable estado para que movido_ a compasión me saque de él ? Y digo me saque de él, porque no he salido todavía ; pues aparte de hallarme aun cubierta con los harapos de todos los pecados e iniquidades que he cometido en mi vida, sobre todo desde los veintiún años hasta aquí, continúo siendo tan pecadora como siempre. 6.-Desde el día 22 del próximo pasado julio, en el que entregué a D. Florián mi última. dirigida a V. R., hasta hoy 4 de agosto me he portado malísimamente (r). El. día 23 comenzó Sor Presentación sus Ejercicios de preparación para la· profesión. La comunidad me· pidió por favor que la permitiese· asistir a las pláticas, y todas las religiosas que estaban libres no solamente permiso para· asistir .a las pláticas sí que también para entrar nuevamente en Ejercicios, mani- .festándome la necesidad que tenían, unas porque estaban en tiempo de prueba, otras no sé por qué motivo. Me sentí inclinada a conceder el permiso que solicitaban ; y desde el citado día 23 hasta el 1 del actual inclusive he predicado, a las religiosas y a unas religiosas tan inocentes, tan fervorosas, tan santas como las que forman esta santa comunidad, como una siqvergüenza, con un atrevimiento capaz de escandalizar a cualquiera. Y, para colmo de iniquidad, he tenido va– nidad o sentido cierta complacencia alguna· que otra vez, por pare:- (r) Don Florián Pérez, actualmente Beneficiado de la Cat!3dral vallisoletana, había sido Capellán del .Convento de la Concepción desde 1894 hasta 1906, y por aquel entonces era Director del colegio La Provid~incia y profesor del Seminario.
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