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48 CORRESPONDENCIA DE LA M. ÁNGELES CON EL P. MARIANO y cuya ausencja yo lloraba? ¿ Y cómo continúo .ahora en &l mismo estado de pecado y alejamiento de Dios sin más diferencia que esta tr,anquilidad o descanso que me proporciona y produce -en mi alma la confianza ,que tengo en V. R. y el pleno convencimiento de que en tiempo no muy lejano me sacará de esta fosa en que me hallo sumer– gida? ¿ Esta esperanza será solamente hija de mis ardientes deseos de verme libre de este miserable estado sin que llegue nunca a ser un hecho el cambio de vida por el cual, s9spiro? Mucho me temo; pero. no. lo quiero creer, pues si lo creyera, creo moriría de pena. 3.-Creo todo lo que me dice de sus ofrecimientos y súplicas al Señor a favor de mi alma desd_e la primera vez que me habló, pues he experimentado el efecto de sus oraciones y algo más referente a V. R. en mis comunicaciones con Dios desde entonces aquí, aunque le parecerá lo contrario en vista de lo poco atenta que fuí, o parecía serlo, con V. R. (1); pero no fué desatención sino costumbre mía regulada por la vdluntad de Dios de no franquearme con nadie fuera del confesonario por prirnera vez, ni allí si el mismo Dios no me obli– ga, que con V. R. sí me hubiera franqueado porque me obligaba el Señor y conocía era voluntad suya -que le tradujera el estado de mi alma y que, hecha esta manifestación, me entregase a su dirección, pues desde el 15 de octubre de 1907 que nuestro Emo. Prelado me dijo en confianza que no estaba conforme con el Sr. Deán en su modo de apreciar las cosas respecto de la dirección de las almas y qUe me dirigiese por el espíritu que me guiaba y no por él, y que en caso de necesidad consultase con otro sin decir nada al Padre, estaba y9 sin Director, aunque él creía que lo era, por no tener yo orden de decide nada (2). De lo dicho puede inferir, mi amadísimo Padre, que no he sido . yo quien le ha elegido por mi Director sino el mismo Dios, y de esto estoy bien segura. Y lo propio digo de los Directores primero y se– gundo (3), que .también fueron elegidos por Dios y no por mí. Y .en esto estoy muy firme ;· y es por esto que aunque he sufrido tanto y (1) P. MELCHOR DE PoBLADURA, Una Flor siem,pre7Jirn. p. 31 y sigs., 54 y sigs. (2) P. MELCHOR DE PoBLADCRA, ob. dt., p. 52-53. . (3) Es decir, del P. Andrés Ocerín J áuregui, O. F. M., q1ie la dirigió desde enero ele 1904 hasta junio ele 1905,· y del Dr. D. José Hospital Frago, que inició la dirección espiritual al •cesar el anterior. Cf. P. MELCHOR. DE POBLADURA, ob. cit., pílginas 50 y" sigs.
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