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36 CORRESPONDENCIA DE LA M. ÁNGELES CON EL P. MARIANO voluntaci' con que recibiría a uno de sus Stos. Angeles autorizado por Ellos para hacer conmigo los mismos oficios y cumplir la 'misma misión. Es por esto que con mucho gusto le franqueo las puertas de mi alma y de mi corazón, y no solamente le franqueo las puertas sino que le entrego toda mi alma y todo mi corazón y lo pongo en sus manos con cuanto tengo y soy para que arrºanque, destruya, aniquile, disipe, edifique y plante y haga· todo lo que Dios le mande, seguro de que no rehusaré ni me resistiré a nada de lo que quiera hacer de mí. r 1 .-Es verdad, mi amadísimo Padre, que yo soy muy désobedien– te y rebelde y de dura cerviz, impotente .para el bien y muy hábil para pecar ; pecadora, viciosa, e inclinada al mal, un ser de pecado, constituído de pecados, de vicios y de iniquidades, que tengo a sata– nás entronizado en mi alma y en mi corazón, en el espíritu de sober– bia que me domina y que soy todo lo que y. R. dice y me indica que me dirá, y para complemento de mi desgracia, que) siendo como soy un abismo de miseria, un monstruo de maldad, a quien parece es tan esencial la maldad como a Dios la santidad, no sé descubrir esta maldad que encierra mi alma y que tanto me molesta y aflige en ella, consistiendo mi remedio en este descubrimiento. Y con el pleno con– vencimiento que tengo de que soy lo que acabo de indicar, yo descon– fiara y cerrara a la esperan2,a las puertas de mi corazón, si el negocio, de mi salvación y mudanza de vida fuese cosa mía y dependiera de mis flacas fuerzas y virtud, pues ya sé que lo único que puedo hacer es pecar ; mas, como esto no es obra mía sino de Dios, de la Santí– sima Virgen y de V. R., yo espero dejar de ser lo que soy, y ser lo que Dios quiere que sea ; pues yo así lo deseo, y si es que Dios Nuestro· Señor no ha cambiado de parecer y de stt afecto y designios en orden a mi santificación (como pudiera haber cambiado obligado de mis pecados y de mi infame conducta con El), tengo a mi favor su promesa de que usará de mis.ericordia conmigo, de cuya promesa yo no puedo dudar a pesar de todas mis iniquidades. En esta confianza, aunque tan pecadora y miserable e impotente para el bien, yo prometo serle. dócil y cooperar a los esfuerzos que hará por el bien de mi pobre alma. No temo sacrificios, ni humilla– ciones, ni ninguna de las pruebas que V. R .. estimará conveniente hacer para quitarme este.mal espíritu que tengo y ponerme en pose– sión del espíritu de Dios. ·No temo nada más que una cosa, y esto

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