BCCCAP00000000000000000000852
30 CORRESPONDENCIA DE LA M. ÁNGELES CON EL P. MARIANO !ase en cuerpó'l~ alma o me arrojase a lo más· profundo del infierno, • porque yo no podía soportar los terribles remordimientos de conciéncia q~e sentía a causa de la conducta criminal que había _observado eón Dios Nuestro Señor, sobre todo desde el citado día 18 de marzo. El áño primero y parte del segundo en el cargo ·de Abadesa no recuerdo haber padecido nada .más: gozar sí, _mucho. Después me puso ·bios Nuestro Señor en un estado de sufrimiento no experimentad,.o hasta entonces, en cuyo estado me perdí;· y digo que me perdí, porque no sé por <jonde andaba, sólo sé que vivía sufriendo y gozando a un mis– mo tiempo, pero mucho y siempre con Jesús. 8._:.Pero ¡ ay de mí ! en los múltiples y diversos estado_s de gózo- y de sufrimiento indiéados y por indicar en que me he visto colocada durante los diecisiete años de mi vida: religiosa, he sido, Padre mí,, tan ingrata y tan infiel a 'mi Dios y mi Padre y Esposo adora~o de mi alma ; tan infame, tan criminal, tan relajada mi vida, tan repren– sible mi conducta, tan poca mi vigilancia en la guarda de mis poten– cias y sentidos, tan ninguno el cuidado en evitar pecados, y tan abso– luto el abandono de mi conciencia en· que he ·vivido, tan descuidada en el cumplimiento de mis deberes religiosos y de cargo en cuantos oficios he desempeñado en la comunidad, tan amiga de comodidades, tan enemiga de sacrificio, tan tarda en responder a· los llamamientos divinos y tan perversa eµ todos los conceptos, que Dios Nuestro Se– ñor, tódo piedad y misericordia p1:rá el pecador, tardo en airarse, y pronto en perdonar, dispuesto siempre a responder al pecador que, arrenpetido,_ llama a las puertas de su bondad, y a recibirle en su seno con un abrazo paternal; Dios Nuestro Señor, repito, enojado sin du– da conmigo, con uno de esos enojos de consecuencias funestas para el pecador, a la manera de un padre que, (habiendo) reprendido a su hijo veinte, cuarenta, niil veces sin fruto ninguno, se. resuelve por fin a ca– llar, a no decirle nada, ni siquiera a manifestarle· el enojo concebido con– tra él en su corazón, desconfiado en absoluto de su corrección, le deja en manos de su propio consejo, ha ~permitido que cayera por último en el abismo que yo más me temía. Sí, en el abismo gue yo más me temía y del cual había pedido constantemente a _mi Dios que me librara, prefiriendo mil veces antes ir al infierno que caer en él : y es el abis:– mo de la sobérbia, de la mentira, de la hipocresía. Yo, que por temor. a la soberbia y a la :ficción y a engañar al confesor y tener después
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz