BCCCAP00000000000000000000852
CARTA II, 21 JULIO 1910 2() Nuestro Padre San Francisco. A exsepoión de algú'nas épocas (no 11my largas) que el Sefior parece me recogía un poco y me obligaba a vivir una vicia un poco fervorosa o entretenida con la Santísima Vir– gen, a quien amaba con tocio mi corazón, puedo afirmar (me parece) que los tres años que pasé en aquella santa Casa .fueron un continuo pecar. . ¡ Qu,é remordimientos de co11ciencia tuve ele haber abandonado a • mi Dios, oponiéndome a sus designios relacionados con la santifica– ción de mi alma, a cuya oposición o resistencia de mi voluntad á ltt . e de Días atribuía el que este Dios tan Padre hubiese permitido que yo cayese del estado en que estaba al miserable (no sé si de til;>ieza o de pecado) en ·que vivía! Me parecía oír a tocias horas repetir al Señor a:quelia frase : «O serás una gran santa, o fa criatura más perversa ; entrarás en el cielo con muchas almas, o no te salvarás; par~ ti no hay término medio; no trates de vivir como una de tantas, conte!Ha con la observancia común, porque no perseverarás.>> j Cuánto sufrí, Padre mío, y cuánto clamé a Dios Nuestro St>ñor porque· me enviase un Padre dé la Orden con quien desahogar las penas que en silencio devor<lba mi pobre alma, recordando mi dicha pasada, mi necedad y locura en romper sin más ni más las relaciones que a Dios me unían y mi presente infortunio! No puedo recordar aquella santa Casa sin exhalar un suspiro de profundo sentimiento y dolor, aunque también conservo algún recuerdo de consuelo. · 7.-Cuando volvimos a esta santa Casa, c.omenzó mi espíritu a respirar un poco ; mas, aunque sí pasé algunas temporadas ál. parecer bastante bien, no me satisfacen aquellos entusiasmos y fervores, pues no volví a mis antiguas relaciones y estado de unión con Dios hasta el 18 de marzo de 1901, en el que· Jesucristo nuestro Dios (previos mu– chos trabajos por espétcio de siete meses) dió glorioso fin• a las angustias de esta pobre alma, colocándonie en un estado tan satisfactorio o más que aquel en que me había colocado la Santísima Trinidad represen– tada en la Persona de Dios Padre a los veintiún afíos ele mi edad (r). Ya no volví a padecer tormentos tan grandes como los que dejo indica– dos has~a poco .antes·,de ser elegida Abadesa, cuando sufrí mucb ísjmo por espacio de tres meses; y tanto que pedía' al Seí'íor que me aniqui- (1) Los acontecimientos del mes de marzo de 1901 ,e halJan descritos en la Autobiogra.fía,, p. 185.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz