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104 CORRESPONDENCIA DE LA M . .'\NGELES CON EL P. l\IARIANO terrores, espanto y angustias que pudiera otra padecer si le durase una hora: sobre todo en la primera que he indicado, la que me aflige más .que las dos últimas. · En lo expuesto anteriÓrmente ve, mi amadísimo Padre, que mí alma no descansa ni puede descansar en nada fuera del conocimiento pleno que V. R. tiene o espero que llegará a tener de mí antes de mucho tiempo, y que nada me es más necesario ni producirá mayor bien a mi pobre alma, que la firme persuasión y completa s~guridad de que V. R. me conoce a fondo, y de que cumplirá lo que me dice en su última respecto a obligarme con sus mandatos a cumplir con mi deber de traducirle toda mi alma, aunque yo algún día, por insti– gación del diablo, me niegue o resista a cumplir con este deber que considero ser el primero, el mayor y más trascendental de todos los deberes que el Señor me ha impuesto. Así, pues, le ruego y suplico se encargue de obligarme a cumplir con él como Dios quiere que cumpla, aunque me cueste Ja vida, empleando en esto toda su áuto– ridad, si necesario fuere. 8,-:--Hecho esto, no me resta sino comenzar desde luego a prepa– rarme· para el acto de ofrecimiento de entrega y .abandono que V. R. me manda que haga, el que haré, Dios mediante, mañana por la mañana en el momento que reciba a mi Dios y Señor Sacramentado en mi pecho ; y realizado este acto, dejar mis pecados figurados en los gitanos anegado; en el ma.r, abandonar la parte inferior del alma simbolizada en la playa o ribera, dejando ésta a cargo de V. R. para que cuide de los gitanos ahogados en él (y sobre todo de Faraón-mi soberbia-, el cual sabe que, aunque anegado una y mil veces, nunca se ahoga, y es necesario que V. R. esté al cuidado de él para ane– garle de nuevo en las aguas cuantas veces sale a la: playa para que· no me siga y pérsiga hasta el desierto y tierra· de promisión), irme al desierto de los santos Ejercicios, cantando Cantemus Domino•, a celebrar la pascua del Cordero y recibir las órdenes de mi Dios, etcé– tera, etc., para continuar después mi viaje e introducirme en la tierra de promisión, en fa que supongo n1e introducirá V. R. Para que por mi parte no quede sin efecto ni cumplimiento nin– guno de los designios de Dios relacionados con su gloria, con la exal– tación de la Divina Persona de su Unigénito Humanado, salvación de las almas y santificación de mi propia alma, mañana, si Dios quie-