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IOO CORRESPONDENCIA DE LA M. ÁNGELES CON EL P. MARIANO pecadora en el colmo de su malicia y maldad, para que pueda a su tiempo traducirle a V. R. mediante la confesión de todos los peca– dos y miserias que he visto y contemplado en ella; y para V. R. la cari.dad que necesita para absolverme de tanto pecado y recibirme en nombre de Dios en la casa paterna como a hija pródiga, y como oveja descarriada en el redil, pues ya sabe que he sido y soy lo que acabo de indicar; y aunque Dios Nuestro Señor ya me ha perdonado y re– cibido, es necesario me perdone y reciba una vez más en la persona de V. R., pues ~e lo contrario no tardaré mucho en extraviarme de nuevo, lo que no es fácil me suceda si nie perdona y reci:be en la persona de V. R., como digo, por la .influencia y poder que ejerce y tienen en mí la autoridad de mi Padre espiritual, en quten ·creo a Dios mejor que .cuando me hab.l.a directamente por sí mismo. Se– gunda: suplicar a V. R., como lo hago y con el mayor encareci– miento posible, .tenga la bondad, cuando venga a Valladolid (levan– tando la prohibición del 6 de agosto) ( I ), hacerme volver a mirar atrás para ver los pecados, vicios y' rebeldías de mi pecadora vida pasada, que me prohibió mirar, y bajándome de donde esté hasta el polvo y ceniza de mi nada y pecado para que me conozca de verdad, me humille y confunda (como me promete que lo hará en su carta del, 27 de agosto), hacerme confesar todos mis pecados y traducirle• to.da la malicia y maldad que he visto y contemplado y se encierra en mi pobre y miserable alma, con lo que no dudo agradará mucho a Dios, y me hará: el mayor bien que. me puede .hacer, pues nada me satisface ni deseo tanto, ni me es tan necesario, como el ser conocida plenamente por V. R., sobre todo en lo que tengo de propio mío, y tener yo fe y seguridad de que me conoce tal cual he sido y soy delante de Dios y quiere su Majestad que lo sea en lo que me resta de vida . . Para que se conver;iza de es.ta necesidad mía (aunque le supongo convencido) me basta comuni.~arle lo siguiente: 7.-Apenas pasa un día sin que yo me vea uno o muchos mo- (1) El P. Mariano_ le escribía en su_ carta del 31 de julio: «Desde las ocho de la mañana del día seis del próximo agosto te queda terminantemente prohibido volver a mirar atrás para ver y examinar tus pecados, vicios, rebeldías de tu pecadora vida pasada. Mientras yo no te levante tal prohibición (aunque no quiero obligarté bajo pecado), te queda vedado detenerte voluntariamente ·a pen– sar, hablar y escribir sobre pecados.n

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