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CARTA VII, 7 SEPTIEMBRE 1910 95 para tentar a las mismas en virtud de los méritos de mi Señor Jesucris– to y de .la Santísima Virgen, y del poder otorgado por Dios a los Santos Angeles para ahuyendar a los demonios de las almas, y llevar a éstas a su legítimo Dueño, etc., etc.; y con la asistencia y ayuda de los mismos Angeles y el ánimo y esfuerzo que me comu– nican con su ejemplo, procurar hacer de mi alma pecadora un azote 'de humildad, .obediencia y sumisión a la voluntad divina, de gratitud y abrasado amor a mi Dios y Señor Trino en personas y U no en esen– cia (de un modo singular a la Divina Persona del Verbo Humanado) y de un ardiente celo de· su gloria, para colocarlo en las manos del mismo Dios y .de su Unigénito Humanado mi Esposo y mi Señor (el azote,· se entiende) con súplica humilde de que .lo emplee en dar una· paliza constante y perpetuamente en todos los momentos de la eter– nidad a satanás y a todos los espíritus rebeldes afiliados a su bande– ra, pero una paliza. que les aflija de veras y compense con ventajas todo el detrimento ca;usado, qt.:ie causan y causarán a la gloria de mi Dios y de su Unigénito Humanado Jesucristo Nuestro Redentor es– tos malignos espíritus con su soberbia, rebelión y triunfos obtenidos y que obtienen a cada momento en las almas que pervierten y roban a Jesús, único Soberano de todos. Sí, Padre mío, yo quiero ser un azote para el demonio y demonios y todos los enemigos de mi Dios, siendo tan humilde cuanto ellos soberbios, tan sumisa como rebeldes, tan agradecida como ingratos, tan enamorada y amante celosa de su honor y gloria y diligente en procurar.la por todos los medios posibles como ellos todo lo contrario. 3.-Quisiera ser no una sino muchas almas, tantas por lo menos cuantas son las que Lucifer ha robado, roba y robará a mi Señor •Jesucristo. Mejor dicho, quisiera ser yo todas esas almas que el demb– nio ha, arrebatado de las manos de rr:i Señor, para hacerle sufrir tanto como ha gozado con los triunfos obtenidos contra Jesús con· escaparme de sus manos; y, abandonándole a él con el desprecio más solemne, irme a h1i Dios para amarle y servirle y acrecentai- su gloria muchísimo más· que lo hubiera hecho si nunca le ofendiera y abandonara. Mas ya que esto no es posible, ni soy más que una simple alma y por desgracia pecadora e incapaz de ejecutar cosa alguna buena, procuraré buscai-, aunque sea prestado, lo que me fa:lta y necesito para dar eternamente a mi Dios tanta gloria como le hu-