BCCCAP00000000000000000000804

Décimo domingo «Os notifico que el evangelio anunciado por mí no es de origen humano» (Gal. 1,11). OTRA VEZ A VUELTAS CON EL EVANGELIO La fuerza de esta expresión de San Pablo y de todo lo que sigue en su carta de hoy hay que buscarlo en esos caminos tan macha– cados hoy por las bombas. Caminos que entrecruzan el cercano Oriente. Parecen ser la encrucijada del mundo. Por allí caminaba Saulo de Tarso cuando se le apareció el Señor en el camino de Damasco. Y aquella visión cambió su vida y hasta su nombre. Saulo se transformó en Pablo, y pasó a ser el principal mensajero del Evangelio. El dice en su carta de hoy que ya desde el mismo seno de su madre Dios le había escogido para anunciar ese Evangelio que con tanto denuedo y ardor anunció de oriente a occidente. Y a los roma– nos les escribe que precisamente para eso Dios le «puso aparte». Y a los tesalonicenses, que «le confió el Evangelio». Y que es su ministro, ministro de ese culto especial de anunciar el Evangelio... Todas sus cartas están llenas de expresiones similares. Pero en la cita que traemos aquí dice algo que merece conside– remos un poco más despacio: «Que su Evangelio no es de origen humano.» Enfoca el tema de la revelación por la cual Dios sale de su mis– terio y se manifiesta -se revela- al hombre. Esto Dios no lo hace de una manera inaccesible, sino que se acomoda a la capacidad de los humanos. Por eso Dios se revela en la historia. Porque sólo así el hombre puede captar su mensaje. Y se acomoda al ritmo de la historia. De lo contrario sería incomprensible para nosotros. ¿Cómo podríamos «leer» una revelación hecha por Dios en su cielo invi- 86

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz