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-53- 1;peto y amor» son palabras de Sor M.ª del.Rosario, y esta misma reli– rgiosa dice tambi_én «que.en matéria de obediencia nunca se la vió resistencia». «Su conducta con la Madre, era _la de un niño chiquitín, sencilla, ,cariñosa y confiada; así me lo manifestó la _misma Madre y así_ apa.. recía al exteriou-dice Sor María del Sagrario. Y la pequeña discí– .pula de Sor Beatriz, Sor Corazón, la «que nunca pudo cogerla en ·ialta alguna»' nos dice también que «para con la Madre Abadesa siempre la. vió muy sumisa, humilde, rendida· y confiada», No es necesario dar más pruebas ni hacer comentarios sobre · · las aducidas, la claridad de las mismas se impone. Sencilla y escue– tamente hay que decir que Sor Beatriz poseía la obediencia en grado -perfecto. . En el mismo grado que la obediencia Sor Beatriz poseía una vír– ·tud muy franciscana, la pobreza, el desprendimiento afectivo y cor– ·•dial de las cosas de este mundo. Según testimonio de Sor M.ª del Rosario sus vestidos y calzado -estaban siempre muy limpios pero eran siempre los más pobres y usados. En materia de comidas con todo se conformaba y a veces no ,le faltaba humor para sacar algún chiste a cuenta de la misma. Un día se dió a la Comunidad dátiles de postre. Ella que nunca los ha– bía visto y pareciéndole algo raro aquella fruta, creyó que sería ·fabricación de las monjas y pensó para sus adentros ¡Estas monjas -c9n cualquier .cosa hacen postre! Su desprendimiento de las cosas de este mundo era absoluta y se extendía tanto a las cosas materiales como a los afectos y prefe– rencias. Las recién profesas siempre aguardaban con cierta ilusión la felicitación de Sor Beatriz, porque sabían que en ese día se des.. prendía en obsequio de la nueva religiosa de las estampas _más boni– ·tas. También es signo de su absoluto desprendilpiento el ~aso que ya referimos: Todas las religiosas tenían un trozo de jardín encomenda- · -do a .sus especiales cuidados. Sor Beatriz también lo tenia y en él, entre otras flores, había un tilo que ella cuidaba con especial predi– :Jección~ La M. Maestra, observó que nuestra hermana porlos mimos .que le dispensaba, estaba un poquito pegada a aquella flor y un día ,cuando pasaba frente a su jardín se lo·advírtió. Entonces Sor Beatriz profundamente sincera y en un gesto de pronta obediencia respon– •dió: «Descuide Madre, que será la última vez que pongo cuidado por .algo de la tierra».

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