BCCCAP00000000000000000000800
Durante los primeros meses las madres cargan al rec1en nacido en los brazos, envuelto en un paño; cuando ya está más hecho el infante, lo llevan metido en un chinchorrito o güenepe de algodón, terciado al cuello y aún echado a la es– palda; y finalmente, cuando ya el pequeñuelo es grandecito, de tres a cinc,o años, lo ponen a cuestas, sobre las espaldas, de manera que el muchachito se abraza con las piernas a la cintura y con los brazos al cuello de la madre, para ·asegurarse y no caerse. Quieren y aprecian a sus h ijos y ahora no los venden, an– tiguamente sí; pero en los veranos de cruel y pertinaz sequía, que azotan de ,mando en cuando a la Guajira, fácilmente en– tregan sus hijos a familias ricas para que los críen o ellos mismos los llevan, antes que morirse de ham– bre, a los Orfelinatos de Nazaret, S. Antonio, Uri– bia y Carraipía (Colom– bia) , dirigidos por Misio– neros Capuchinos españo– les de la Provincia de Va– lencia. Si los niños son desobe– dientes, molestan, roban y hacen travesuras. ordina– riamente los castigan, pe– gándoles o privándoles de la comida. Bautizan a los muchachitos y les buscan padrinos, a ser posible, ri– cos,-como dijimos, para te– ner a quien pedir regalos y ayuda en sus necesidades, obstinándolos a veces con tanta pedigüeñería. Dos indiecitas -con sus múcuras. 71 -
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz