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momento culminante de la chicha, formándose grande alga– zara y gritería en:re los espectadores, que celebran la hazaña de la bailadora, e:::m silbidos, palmoteos y estrepitosas carca– ,j adas. Con frecuenc:.a tiene el bailador la galantería de dejarse derribar por la pareja, lo que trae la inmensa explosión de alegría en el público, que de otra manera se sentiría defrau– dado. Al t erminar el baile de la chicha, mat an un torete, ove– jas, ch ivos y otros animales, con los que celebran espléndido banquete, repart iendo además, ron, chicha, (bebida) , café y tabaco en abundancia. Además del baile de la chicha, hay otros entretenimien– t os, a los que rn entregan preferentemente en lo.:: días de fiesta, ya sea ·cívi'.'.a o religiosa, tales como: El "BaHe de la [;abrita" , nocturno, propio de gente vul– gar, mezcla de juego y de baile al mismo tiempo, ejecutado por jóvenes de ambos sexos, el cual resulta inmóral por los gestos, menear y apretujamientos de los danzantes, que i!D,i– tan en sus giros los instintos y movimientos de los báquiras, del . alcaraván, de la culebra, del zamuro, del vient o, etc., con– cluyendo ordinariamente por emborracharse· y ,acabando con algunos casamientos de ocasión, caurn de riñas, pleitos y ene– mistades entre unos y otras castas (1). Las regatas en cayuco. Los mnos y jóvenes paraujanos de la Laguna de Sinamaica, Gran Eneal y costa occidental del golfo de Mancaibo, t ienen regatas por apuesta, los cuales embarcados en sus cayucos, lucen sus bellas cualidades"de r e- (lJ P. José A. de Barranquilla, O.P.M. Cap ., "Así e,f la Guajira", cap. V, págs. 150 - 156, Edic. Barranquilla, 1946. Preparado este breve estudio de divulgac:ón, apareció el interesante libro "Así es la Guajira", cuyos capítulos II, III y IV son etnológicamente interesantísimos'.. los mejores de la obra y que recomiendo a los aficionados a estudios indi– genistas. - 66 -
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