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'Catarro nasal y pectoral que fácilmente degenera en pul– monía y tuberculosis. Ceguera temporal, vista quemada, debido al polvo de ca– minos y arenales. Sabañones, por pisar suciedades y excrementos de ani– males. La nigua, pulga americana, que se introduce preferente– mente debajo de las uñas de los pies. Disentería acuosa y sanguínea, provenientes de las cau– sas anotadas en la anquilostoJ'.!liasis, aparte de la infección por tot umas, platos y otros utensilios comunes, que andan en manos de todos los de la casa. El carate; manchas blancas, coloradas y azuladas de la piel que t anto afean a los indios yupas de las sierras de Pe– rijá, esp.orádico es en la Guajira; de manera que si se da algún ·caso, es importado ciertamente de Perijá o de las Pro– vincias de Padilla y Valledupar (Colombia), donde hay mu– chos caratosos. Guajiros y paraujanos, civilizados o semicivilizados, al estar enfermos, acuden al médico "español" (criollo) y to– man las medicinas que éste les prescribe. Ellos mismos co– nocen distintos remedios caseros de hierbas, que preparan y aplican en las enfermedades de menor importancia. Así, para el paludismo, dolores estomacales e intestinales hacen reme– dios de palomaria, carrujá y palo amargo, tomándolos ya a manera de bebida o bien en forma de lavado. * * * Los guajiros actuales son reli.gfosos y conocen más o me– nos la religión cristiano-ca tólica; se interesan en bautizar a sus hij os y buscarles padrinos, a ser posible, ricos, que los ayu– den en sus necesidades. No existen en la región ídolos ni templos paganos. Sólo se ven capillas e iglesias cat ólicas, a las que acuden, cuando el Misionero los visita, y, sobre todo, - 60 -

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