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Cuando, según su mentalidad, han logrado mear el mal espíritu del cuerpo del enfermo, le arrojan puñados de sal y tocan fuertemente la tambora, para que se asuste y no vuelva. Igualmente tocan la tambora al encontrar una res robada, al arreglar un pleito y al enterrar un muerto, para ahuyen'.· ar , respectivamente, el espíritu del :robo, de la irtisc:tn]fa y de la muerte. Los honorarios de la piachería quedan para los doctores o docc:oraEi, quienes, c'.J11 frecuencia , los reparten entre sus fa– milias. * * * Las enfermedades que los azotan de cuando en cuando, son muy corrientes er.. muchas regiones del país, especial-· mente en el Estado Zulia. En general la Alta Guaj:ra es sana, debido a las const antes brisas del mar, que soplan del golfo de Maracaibo. En la Baja Guajira, tierra anegadiza durante el invierno, donde existen pueblecitos de paraujanos, atac1a, mucho el paludismo en la época de las lluvias, a causa de los baches, ciénagas y pantanos, en los que se desarr,ollan enjam– bres de zancudos que acosan a uno con sus finos aguijones e incesantes zumbidos. Repito que la península es bastante sana, y la raza guajira es igualmente fuerte, robusta, harto sufrida y muy trabajadora. Además ~el paludismo, padecen a veces las enfermedades siguientes: Anquilostomiasis, por beber agua sin filtrar y comer ali– mentos desaseados, presentándose en sus dos formas más co– rrientes: la lombriz ame1·icana de una cuarta más o menos de larga; y los anquilostomos propiamente tales, por lo regular microscópicos. Sarampión y lechina, que los h acen brotar y madurar con remedio casero, preparado con leche y bosta de ganado. La viruela que ataca preferentemente a los pequeñuelos. Sífilis, en su forma mitigada. - 59

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