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Así se viaja en la Guajira. No es tan rápido como el avión; pero es más seguro y barato. En la Visita Pastoral, que en 1945 y 1946 hicimos por Pe– rijá y otras regiones de la parte meridional del Vicariato, tu– vimos ocasión de vel· a muchos indios concertados, y otros dueños de pequeñas parcelas, que, alegres y rollizos, se ocu– paban en las faenai; agro-pecuarias. Hablan bastante bien el castellano, mandan sus hijos a la escuela, donde la hay, y en general están im:1:;ruídos en los rudimentos de la religión católica y la practican como cualquier otro campesino vene– zolano. Estos indios emigrados son casi todos guajiros (mu– chos de Colombia) y paraujanos, procedent es de Santa Rosa de Agu::t, El Moján y Laguna de Sinamaica; y aunque por la dura necesidad de no perecer de hambre y sed, se ven obli– gados a abandonar su propia tierra, nunca, sin embargo, la olvidan, siempre la recuerdan y visitan de cuando en cuando, y a ella desearían regresar, si mejorasen las condiciones de vida. - 52 -
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