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¿No veis como visten así los "españoles?" Mejores son, añadí yo, los interiores y pantalón "españoles" que la "manta" gua– jira, que los suple y reemplaza" . Y en todas esas distintas ocasiones y lugares nos respon– dieron lo mismo: "Vos Obispo, vestís de obispo. El capuchino, que acompaña a vos, vist e de capuchino. El " español" usa pantalones; y nosot ros, los gusjiros, vestimos de guajiros; lle– vamos "la manta" que heredamos de nuestros antepasados. Quitándola, dejamos de ser guajiros". ¿Qué les parece a mis lectores de la lógica de esta gente? * * Las armas de caza de los guajiros se reducen a la esco– peta, el a rco y la flecha. Esk con o sin punta de hierro, la hacen de caujaro y la envenenan con sangre de animales pon– zoñoso1:., matando al efecto culebras venenosas y aún sapos. Al efecto junt an las flechas con la sangre y huesos de dichos animales y los colocan en una olla de barro durante algunos días. Así quedan listas para ser empleadas oportunamente. El arco lo fabrican de eurarire, madera muy dura y re– ' sistente. * * * Cuando uno viaja por primera vez a la Guajira, le llaman poderosamente la a t ención las pinturas que usan estos indí– genas, no precisamente en los días de baile, sino en cualquier día de la semana. Las pinturas para ellos tienen triple objeto: ado1·no, pre– servativo y religioso, mejor aú:i, supersticioso. Las pinturas decorativas las emplean para engalanarse ; las pinturas preservativas, para defenderse del sol canicular y con las pinturas religiosas ·creen ahuyentar los malos espí– ritus y lograr que el espíritu protector los defienda de los pe– ligros. - 35 -
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