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I Plaza Bolívar de Sinamaica. No debemos pasar por alto, hablando de economía domés– tica, el uso de los collares de piedra turna, el ornato más pre– ciado de una guajira. Es esa piedra de color rosa pálido y muy rara; pero es de origen extranjero. La india que posee collar de ésos es tenida por rica y aristocrática y para pretenderla en matrimonio es preciso "comprarla" a buen precio. Hemos visto un collar de dichas piedras ensartadas de cinco en cinco en un cordón y separado cada grupo por dos sartas de oro de baja ley, con una rana de oro por remat e. Supimos por la dueña que podrá :valer alrededor de Bs. 2:500. Pero a ese va– lor material hay que añadir el precio de afección, que es mu– cho mayor, hasta duplicarlo y triplicarlo, pues n inguna dueña de un collar de piedras turna lo ~vende por nada de este mundo. También usan collares dé-: cornalinas y de corales, ya para el cuello, ya para las muñet\~S @- garganta de los pies, pero sólo para bailes de alta aristo~ a guajira, ya que esos adornos hacen de una india una se~ -reina y le a t raen las miradas de todos y la envidia de todas: La industria de la vivienda es muy rudimentaria igual– mente, aunque débese distinguir entre indios pobres, que son_ - 20 -