BCCCAP00000000000000000000767

LA MISIÓN DEL CONGO tales pados, fuera no hijo , sino •enemigo declarado de ella en ¡>erjui– cio propio suyo y ,de sus vasallos ; que si a los holandeses les había permitido la entrada en sus ,estados, había sido precisamente por el co– mercio t,emporal, pero no en .manera alguna para que se entrometies,en en materia~ ,de r•eligión ni en eJ libre y natural dominio de los estados que Dios le había ,dado. 12.'.'.._Habiendo oído el perverso her,ej e al conde, procuró me,terle miedo, diciendo con astucia que :mirase bien su Excelencia lo que de– t-erminaba en aquel negocio porque , -en sabi,endo los directores de Ho– landa .lo que pasaba, le moverían guerra sangrienta, y aun aña,dió que no se darían por satisfechos hasta que mandase desterrar de todos sus estados a los Capuchinos. El conde, muy ,enfadado de tal audacia, le dijo: Obren sus director,es lo que quisie1~en, qt1e yo y todos mis vas,a– llos estamos ,dispuestos a perder las vidas ,en ,defensa de los Padres . Nótes,e aquí de paso que la voz que corrió •e'n España de que lo s holan– des,es habían pervertido a los ,del Congo, fué falsa; pero, como ellos se habían apoderado ,de Angola poco antes, les pareció fácil hacer lo mismo dd Congo •e' introducir su s,ecta •en ,ese reino , y de ellos nació la voz y lo iban trazando así con su inf.ernal astucia ; y así llevó Dio s a los Capuchinos a tal razón , que se pudieron opone r a tan ,detestabl,e intento y por eso sintieron tanto su entrada en el Congo. El mismo r,ey les <lió ·después grandes satisfacciones ·e hizo quemar públicamente ciertos catecismos qne habían Ileva,do a su corte y sintió mortalmente la mala voz que habían esparcido contra él y sus vasallos por Eur-opá. Los taJ.es catecismos iban impresos ,en lengua portuguesa y s·e J.os die:– ron al r,ey, como otras cosas, de r-egalo ; tanta como ésta ,es la astucia y malicia de los herejes. 13.-Viendo , por último, los circunstantes la indignación del conde y que d holandés quería 1~eplicar1e de nuevo, empezaron a inquietarse de suerte que I.e fué preciso callar y oesar en sus arrogancias, propias de herej,es, pues todos son soberbios. Cesó por ,entonces la contienda y, ,despidiéndose los religiosos del conde, les hizo grandes y muy afec– tuosos ofrecimientos •de su persona y casa, y mandó que se les diese ,tlojamiento en Pinda por ser la población más vecina al puerto para poder desde allí conducir más fácilmente las cosas de la misión que aun s·e estaban en la nav,e. El malvado holandés, vi,en<lo frustrado su inten– to, pidió por mere-e-el al conde le diese libertad para asistir a sus <lepen– dmcias, dándole palabra de que no haría molestia alguna ni a los mi– ,sioneros ni al. baj:el de Fa!coni, con qne juzgando que proce,día &enci-

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz