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"En la misa solemne, asistida por un ex fraile y un fraile, el predica– dor ha tenido la andaluzada de decir en el sermón: "Hoy no tienen ver– güenza los padres, ni tienen vergüenza las madres, ni tienen vergüenza las hijas, ni tiene vergüenza los hijos ... hoy no tienen vergüenza ni los frai– les" (11). La novena a la Virgen de Altagracia y a la Inmaculada (la fies– ta es el 8 de diciembre) se celebra desde tiempo remoto. Como curiosidad constatar que la de 1945 es predicada por el capuchino P. Francisco de Bilbao. Y una vez terminada la novena, se traslada la imagen a la casa de la Dña. Dolores Sánchez-Cantalejo y allí desde el balcón el nuevo párroco, P. Manuel de Hontoria, dirige unas pala– bras a los fieles allí congregados y una cantora, Eugenia Nieto Márquez, cantó unas estrofas del "Ave Maria Purísima" del compo– sitor Zubizameta, alternando con el pueblo. Se celebran también la de San Antón, del 8 al 16 de febrero, y la de Ntra. Sra. de la Paz, del 17 al 25 de febrero. En 1946 se celebraron las siguientes novenas: Santa Teresita, Santa Rita, Ntro. Padre Jesús del Perdón, -siempre solemne y con grandes oradores, como en el 1947, cuando predicó el dominico P. Royo Marín-, San Francisco de Asís, El Pilar, La Milagrosa, la Inmaculada. La de la Paz termina el 25 de enero y a continuación va la de San Blas, ambas en la ermita de San Blas. También se celebra la de San Antón. Por cierto que en la de ese año sucede una curiosi– dad digna de reseñar. Acuden a la novena tres miembros de la Junta Directiva. El "Cronista" no especifica si fue al comienzo, en medio o al final de la misma. El caso es que uno de esos miembros advier– te al párroco que el "armonio", que guardaban los Capuchinos en su casa, era propiedad de la Cofradía de San Antón y lo razonaba afir– mando que, en tiempo de la Guerra Civil, todos los templos de Manzanares habían sufrido las iras de los del Frente Popular, menos la de San Antón. A bote pronto, el párroco, que conocía el percal, le hizo ver que el coro, el entarimado, y muchos objetos del culto de la capilla de San Antón también habían recibido las caricias del fuego, según contaban testigos "presenciales", que aún vivían. (11) "La Crónica... ", tomo 1, p.13 por E/íos Martín J
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